Grecia volvía a estar paralizada este jueves por una huelga general, la segunda en un mes, contra una importante reforma del gobierno del sistema de pensiones, acordada en julio con sus acreedores.

Los transportes y los servicios públicos se vieron afectados y ses esperan grandes manifestaciones en las ciudades del país.

En el centro de Atenas, el sindicato comunista Pame convocó una manifestación y por la tarde los dos principales sindicatos del país, el GSEE (sector privado) y el Adedy (sector público) han convocado otra movilización.

La huelga afecta principalmente a las administraciones públicas pero también a transportes, hospitales y escuelas y muchos de los ferries que unen las islas griegas se quedarán este jueves en el puerto.

Los sindicatos protestan contra la reforma del sistema de pensiones, que el gobierno de izquierda de Alexis Tsipras se ha comprometido a aprobar antes de principios del año que viene.

La reforma que forma parte del acuerdo del pasado 13 de julio entre Grecia y sus acreedores —la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional— a cambio de un nuevo rescate.

Tsipras prometió el sábado que la reforma no incluirá “nuevos y dolorosos recortes en las pensiones”, pero no desveló su contenido.

La huelga también es una respuesta al voto previsto el domingo de madrugada del nuevo presupuesto del Estado, marcado por los recortes. Las políticas de austeridad empezaron en 2011 y han sido aplicadas tanto por gobiernos socialistas como de derechas.

El 12 de noviembre hubo otra huelga general, la primera desde que Tsipras llegó al poder enero de 2015, contra otra serie de reformas pactadas en julio, entre ellas el embargo de las viviendas de las familias endeudadas.

Syriza, el partido de Tsipras, está aliado al pequeño partido nacionalista Anel y tiene 153 diputados de un total de 300.

A cambio de estas reformas, Grecia ya ha recibido 12.000 de los 86.000 millones de euros del plan de rescate previsto en los tres próximos años.