Los partidarios de un endurecimiento de la política de acogida de refugiados endurecen su postura en Europa tras los atentados de París, a pesar de los llamados a no confundir migrantes y yihadistas.

Según los investigadores franceses, las huellas dactilares de uno de los autores de los ataques del viernes en las inmediaciones del Estadio de Francia, cerca del cual se encontró un pasaporte sirio, coinciden con las de un hombre registrado el mes pasado en Grecia.

Hungría, que cerró sus fronteras para impedir que los migrantes que vienen por la ruta de los Balcanes pasen por su territorio, se apresuró a establecer una relación. Su primer ministro, Viktor Orban, denunció este lunes a los terroristas que “explotaron las migraciones masivas” mezclándose con las olas de migrantes.

Algunos diputados conservadores bávaros, aliados de la canciller Angela Merkel pero muy críticos con su política migratoria de apertura, también vincularon la cuestión de los refugiados al terrorismo.

El ministro regional de Finanzas, Markus Soder, estimó que “París lo ha cambiado todo”. Pretender que no hay terroristas de la organización Estado Islámico entre los refugiados que vienen a Europa es “ingenuo”.

Entre las voces más duras en Europa figuran países que no están, sin embargo, en primera línea de la acogida de refugiados como Francia, donde la líder de extrema derecha llamó al “cese inmediato” de las llegadas, o Polonia.

Marine Le Pen subrayó, sin esperar los resultados de la investigación, que los temores de que terroristas potenciales se mezclen con los migrantes era “una realidad desgraciadamente concretada”.

Con un nuevo gobierno conservador y euroescéptico, Polonia amenaza con endurecer su postura. Su nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Witold Waszczykowski, propuso reenviar a los sirios a pelear en su casa.

Quienes toman vías marítimas muy peligrosas para llegar a Europa, “saltan de sus botes neumáticos con su iPad en la mano” y buscan en primer lugar recargar su teléfono móvil, podrían igual volver a combatir al EI en su país”, estimó.

Más de 800.000 migrantes llegaron a Europa por mar en lo que va de año, la mayoría desde Oriente Medio, y Alemania calcula que acogerá casi un millón de refugiados este año.

Antes incluso de los atentados de París, la mayoría de los países que los refugiados deben cruzar en Europa oriental trataron de rechazarlos levantando vallas u orientándolos hacia países vecinos.

Y en Estados Unidos, dos estados, Alabama y Michigan, rechazaron acoger refugiados con la esperanza de evitar atentados. Washington acepta muy pocos sirios en su territorio.

En Alemania, los partidarios del cierre de fronteras se hacen oír tras los atentados de París, que dejaron 129 muertos y 350 heridos.

El movimiento antiislámico alemán Pegida, que desde hace un año carga contra los musulmanes, convocó una manifestación para este lunes por la noche en Dresde, que congregó a unas 10.000 personas.

Los organizadores, que ya se habían movilizado después de los ataques de enero en la capital francesa contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado judío, consideraron que atentados similares eran inevitables en Alemania “si no se detiene la avalancha de solicitantes de asilo”.

Desde hace semanas, Pegida denuncia la política de puertas abiertas que defiende la canciller Angela Merkel, y movilizó a hasta 20.000 personas a finales de octubre coincidiendo con su primer aniversario.

Varios ministros del gobierno, entre ellos la titular de Defensa, Ursula von der Leyen, pidieron sin embargo este lunes a los alemanes que no hicieran incurrieran en confusiones.

En el mismo sentido fue un mensaje del presidente estadounidense Barack Obama, quien pidió este lunes “no asimilar el tema de los refugiados al del terrorismo”. “La gente que huye de Siria es la más afectada por el terrorismo, la más vulnerable”, dijo, al término de la cumbre del G20.