Al menos 41 muertos y casi 200 heridos dejó este jueves un doble atentado en un bastión del Hezbolá chiita libanés en la periferia sur de Beirut, reivindicado por el grupo yihadista sunita Estado Islámico, dos organizaciones que se hacen la guerra en la vecina Siria.

Se trata del peor ataque contra el movimiento chiita desde que en 2013 inició su apoyo militar en Siria al régimen de Bashar al Asad, y uno de los más mortíferos en Líbano desde el final de la guerra civil.

Según un último balance provisional de la Cruz Roja libanesa, el atentado causó 41 muertos y 181 heridos. El ministro de Salud Wael Abu Faur mencionó, por su parte, más de 200 heridos, muchos de ellos en estado crítico.

A última hora de la tarde, dos hombres a pie hicieron estallar sucesivamente sus cinturones explosivos delante de un centro comercial del barrio Burj al Barajne. El ejército dijo haber encontrado muerto a un tercer “terrorista” que no pudo detonar su bomba. 

Un fotógrafo de la AFP vio cuerpos ensangrentados en medio de tiendas y coches destruidos. Varios socorristas y civiles trasladaban a las víctimas que seguían vivas. 

“Tenemos a decenas de heridos y siguen llegando más”, indicó un médico del hospital Bahman, en Haret Hreil, un barrio chiita vecino.   

El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó el atentado en un comunicado difundido por internet que mencionó dos ataques y un solo kamikaze.

“Soldados del califato lograron hacer estallar una motocicleta-bomba estacionada contra un grupo de ‘rafidas’”, término peyorativo para designar a los chiitas, y “cuando apóstatas corrieron al lugar, uno de los caballeros del martirio detonó su cinturón explosivo en medio del grupo”, indicó EI.

La reivindicación no pudo ser autentificada pero el texto corresponde al formato habitual de las reivindicaciones del grupo extremista, que no mencionó el conflicto de Siria en su comunicado.

El primer ministro libanés, Tamam Salam, anunció un día de luto nacional el viernes, tras el atentado.  En el extranjero, el presidente francés François Hollande expresó su “espanto” e “indignación” por lo que calificó como un “acto abyecto”.

La Casa Blanca condenó los dos ataques “terroristas horribles” y el secretario general  de la ONU, Ban Ki-moon, instó a los libaneses a “seguir trabajando para preservar la seguridad y estabilidad” del país.

Entre julio de 2013 y febrero de 2014, hubo nueve atentados contra feudos del Hezbolá o en regiones fieles al movimiento, la mayoría de ellos reivindicados por grupos yihadistas que actuaban en represalia por la decisión del Hezbolá de mandar a miles de combatientes en apoyo de Asad.

Hace menos de un mes, el líder del Hezbolá, Hasan Nasralá, volvió a defender su implicación en Siria, que calificó de “batalla esencial y decisiva”. 

“Sin la perseverancia en el terreno frente a Daesh (acrónimo en árabe de EI) y sus aliados, ¿qué sería hoy de la región en Irak, en Siria y en Líbano”, declaró. 

El líder del movimiento chiita reconoció que el combate en Siria “puede ser largo”, pero recalcó que es necesario para “proteger” la región. 

El atentado de este jueves es el primero que se produce contra un bastión del Hezbolá en la periferia sur de Beirut desde junio de 2014, cuando un agente de seguridad murió al intentar evitar un ataque. 

Según el último balance de la ong Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), más de 900 miembros del Hezbolá murieron en Siria.