Los equipos de rescate intentaban este martes encontrar sobrevivientes del potente sismo que dejó la víspera cerca de 300 muertos en Pakistán y Afganistán, una tarea complicada por la topografía de estas regiones montañosas y la presencia de talibanes.

Es probable que el número de víctimas de este terremoto de magnitud 7,5 aumente a medida del avance de los equipos de búsqueda en zonas remotas que se quedaron aisladas del resto del mundo tras deslizamientos de tierra y cortes de las líneas de comunicación.

Las autoridades paquistaníes movilizaron al ejército y pusieron en alerta a todos los hospitales del país. India, su gran rival regional, ofreció ayuda.

El sismo, cuyo epicentro se registró en las lejanas montañas de Badakhshan, en el noreste de Afganistán, generó una escena de horror en la localidad afgana de Talogan, donde 12 niñas, presas del pánico, murieron en una estampida cuando intentaban salir de su escuela.

No obstante, por el momento, Pakistán registra el mayor número de víctimas, con al menos 214 muertos y más de 1.800 heridos, principalmente en el noroeste del país, según los servicios de auxilio.

“Varias casas y edificios de la ciudad se derrumbaron”, declaró el alcalde de Peshawar, Arbab Muhamad Asim.

“El edificio se balanceaba como un péndulo, tuve la impresión de que el cielo se derrumbaría de un momento a otro”, dijo a la AFP Tufail Ahmed, un comerciante de esta ciudad donde muchas personas seguían atrapadas bajo los escombros de edificios que colapsaron.

“Me recordó 2005″

“Fue terrible. Me recordó 2005″, dijo una mujer de unos cincuenta años, que salió corriendo de su casa en el centro de la capital, Islamabad, cuando la tierra comenzó a temblar.

Hace 10 años en Pakistán, el 8 de octubre de 2005, un terremoto de magnitud 7,6, con un epicentro próximo al del sismo del lunes, causó la muerte de 75.000 personas y dejó a más de 3,5 millones en la calle.

En Afganistán, el balance provisional era de al menos 63 muertos. Entre ellos unos treinta en Kunar (este), donde unas 1.500 casas quedaron destruidas, diez en Nangarhar (este), nueve en Badakhshan, dos en la provincia de Baghlan y las doce niñas en Takhar (noreste).

Las niñas – todas menores de 16 años – “se precipitaron para salir de su escuela, lo que provocó una estampida” mortal, dijo a la AFP Enayat Naweed, director del departamento de Educación de Takhar. Otras 35 niñas resultaron heridas en la desbandada.

El primer ministro afgano Abdulá Abdulá dijo que se registraron “importantes pérdidas humanas y materiales”, principalmente en el noreste. Pero, añadió que “se desconocen aún las cifras debido al corte de comunicaciones”.

Hasta en Asia central

Además de la accidentada topografía montañosa y el aislamiento de varias localidades afectadas en la provincia de Badakhshan, rebeldes talibanes combaten contra las tropas gubernamentales en esa zona, por lo que la situación es muy inestable a nivel de la seguridad.

En India, el sismo provocó la interrupción del metro de Nueva Delhi, una ciudad a más de 1.000 km del epicentro.

En Srinagar, la principal ciudad de la parte india de Cachemira, fronteriza con Pakistán, los habitantes salieron corriendo a las calles, muchos con niños en brazos. La red de teléfonos móviles quedó cortada y el tráfico inmovilizado.

Poco después del sismo, el primer ministro indio Narendra Modi dijo en Twitter que su país está dispuesto a ofrecer asistencia a las víctimas, incluido en Pakistán y Afganistán.

El temblor se sintió hasta en Asia Central, sobre todo en Dusambé, la capital de Tayikistán, donde numerosas personas tuvieron que salir de sus oficinas o apartamentos a la carrera, en Uzbekistán y Kirguistán.

Afganistán sufre a menudo terremotos, en particular en el macizo del Hindu Kush, que se sitúa en la falla entre las placas tectónicas india y euroasiática.

En mayo, un fuerte sismo en Nepal dejó más de 8.900 muertos, causó deslizamientos de tierra y destruyó medio millón de hogares.

Según el Instituto de Geología de Estados Unidos (USGS), el epicentro del sismo del lunes se registró en Jurm, al extremo noreste de Afganistán, a una profundidad de 213,5 km.