Cuerpos para odiar: La obra de teatro que abre el debate sobre la transexualidad

Cuerpos Para Odiar
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El proyecto transescénico Cuerpos para Odiar es una nueva apuesta teatral que centra sus bases en la poesía de la travesti Claudia Rodríguez, quien fusiona el erotismo y la política en una dramaturgia que visibiliza la vida de una travesti conocida como la Marilyn Monroe chilena, un prostituto que quiere ser vampiro y una madre de la Ligua que quiere abortar a su hijo.

Ernesto Orellana es el encargado de dirigir la obra. El director ha querido continuar con el teatro político y en esta ocasión se reúne con la compañía Furia Barroka, formada por artistas literatos, performativos y activistas feministas. El sadomasoquismo y la prostitución son los rituales encargados de quebrar la cotidianidad y presentar una parte de la historia que ha sido marginada. “Como el sistema ha excluido de la educación a las travestis y eso ha significado que en cualquier ámbito las travestis no tengamos qué decir” afirma Claudia Rodriguez.

En contacto con BioBioChile, el director nos comenta que la idea surge desde una inquietud personal de trabajar una creación escénica “desde nuestros posicionamientos críticos en el activismo de disidencia sexual”.

“Cuando me topo con la poesía travesti de Claudia Rodríguez aparece el material textual como una revelación para iniciar este proceso de investigación escénica. ese material nos habla de cuerpos travestis indisciplinados, que desobedecen, que incomodan, que se cruzan por la pobreza y el margen, que nos hablan biográficamente de un patrimonio travesti, sexual, que poco se conoce, que se invisibiliza, que se odia, pero que al mismo tiempo le dan brillo a una ciudad, placer, porno y sexo. Para mí era importante que esta creación tomara otros riesgos artísticos. esos riesgos dicen relación con posicionarse en las ficciones que nos permiten las artes escénicas, desde nuestra propias prácticas perfomáticas (escénicas) y cruzarlas en una gran acción trans escénica”, comentó.

En este sentido, la obra difunde las experiencias de una generación de travestis que suelen recurrir a las cirugías ilegales y que la matanza contra ellas es una de las amenazas más latentes de las cuales se deben proteger. “Para el sistema somos una amenaza, somos inmorales y perversas. Esta comunidad tiene un montón de vivencias que no han sido historizadas. Queremos rescatar la vida de las travestis que murieron de Sida o que fueron asesinadas y que son parte de una historia que nadie quiere contar”, señaló Rodríguez.

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Cristerva Cabello, parte del reparto de la obra, explica que “la obra tiene la misión de instalar y hacer memoria de las sujetas que han sido olvidadas por la historia, como lo son las travestis”.

La puesta en escena de Cuerpos para odiar estará llena de activismo, poesía, performance y teatro. El proyecto pretende complejizar el quehacer artístico por medio de la transdisciplina de sus integrantes y transecena estética.

“Con Claudia somos compañeras en el feminismo y en el activismo. Su poesía está cruzada por la biografía y la rabia contra una sociedad excesivamente heterosexual que promueve el odio sobre las travestis. Su poder radica en que es ella, cuerpo travesti y trans, quien politiza su propia biografía para enfrentar y re educar a esta sociedad. Claudia se asume monstruo. Y esa monstruo, es una gran performance. Ella nos habla de un patrimonio sexual que no se quiere conocer ni escuchar”, indicó.

“Por otro lado, en el teatro local, hay una ausencia de discursos que problematicen estéticamente los cuerpos y sus múltiples sexualidades. Y paradójicamente, el arte escénico, que es presencial, es un espacio para problematizar precisamente a los cuerpos. Para nosotros, este proyecto es contaminarnos entre distintas escenas que utilizamos la teatralidad y la ficción como estrategias políticas de la destrucción del consenso de la normalización en los cuerpos, apostando a la creación y visibilización de otros imaginarios posibles de vivir y habitar nuestras corporalidades. El derecho a la ficción no es exclusivo de las artes representacionales. Mediante el disenso y nuestros activismos, complejizamos y fisuramos el tejido de lo real”, explica Orellana.

El director, además, agrega que este trabajo esautogestionado “vendiendo librillas de poesía travesti, haciendo rifas, fiestas, gestionando espacios de intercambio”, han logrado avanzar con la obra.

En cuanto a los actores y actrices que participan en la obra, Orellana comenta que “no hay casting. La idea de convocar a este grupete de rebeldes cuerpos es porque todos somos activistas, y era importante que ese activismo creara este proceso trans, es decir, desde el activismo surge la creación como metodología para inscribir nuestras críticas. Son precisamente nuestros frentes de acción lo que le dan vida a esta obra definida como montaje travesti (y no como obra de teatro), por lo mismo hablamos de performance, más que de teatro. quizás, podríamos hablar de un teatro post dramático”.

Cabello, comenta que los argumentos de la obra se contextualizan de mejor manera en un escenario como el de la sociedad chilena, donde se discuten proyectos como la Ley de Identidad de Género, “es bastante importante una obra que muestra toda una historia de violencia en las calles, lo que significa una travesti deseada por los hombres, quiénes son los clientes de las travestis, de estas mujeres, la obra critica la masculinidad, y la figura del macho que del día ofende a estas afeminadas y de noche las busca para que le den placer”.

“Nosotras, todas, somos cuerpos para odiar para esta sociedad excesivamente heterosexual y patriarcal. el feminismo nos implica por ello mismo, porque allí encontramos estrategias de lucha y metodologías de acción, además del compañerismo y la pérdida de los privilegios individuales por los colectivos. Nosotras no queremos representar la violencia contra los sujetos trans, queremos generar preguntas sobre aquello precisamente utilizando nuestros propios cuerpos trans (más allá de las identidades fijas). el proceso vivencial de cada cuerpo que está allí, cada una de nosotras trabaja desde sus propias fracturas y deseos”, enfatiza el director.

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Ficha:

Obra: Cuerpos para odiar
Creación colectiva inspirada en los textos de poesía travesti de Claudia Rodriguez
Director: Ernesto Orellana
Diseño Integral: Loreto Martínez, Alejandro Rogazy, Furia Barroca.
Diseño Vestuario: Camilo Saavedra e Igancio Olivares
Elenco: Claudia Rodríguez, Irina “La Loca” Gallardo, Jose Carlos Henríquez, Wincy Oyarce, Lucha Venegas, Cristeva Cabello, Daniela Cápona, Miranda, Ernesto Orellana.
Audiovisual: Camila José Donoso y Wincy Oyarce.
Funciones: 23 de Julio al 15 de Agosto. Jueves, Viernes y Sábados
Horario: 20:30 horas
Valor: $5.000.- general y $3.000 estudiantes y Jueves populares.

Sala Agustín Siré, Escuela de Teatro Universidad de Chile.
Morande 750, Santiago Centro

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El proyecto transescénico Cuerpos para Odiar es una nueva apuesta teatral que centra sus bases en la poesía de la travesti Claudia Rodríguez, quien fusiona el erotismo y la política en una dramaturgia que visibiliza la vida de una travesti conocida como la Marilyn Monroe chilena, un prostituto que quiere ser vampiro y una madre de la Ligua que quiere abortar a su hijo.

Ernesto Orellana es el encargado de dirigir la obra. El director ha querido continuar con el teatro político y en esta ocasión se reúne con la compañía Furia Barroka, formada por artistas literatos, performativos y activistas feministas. El sadomasoquismo y la prostitución son los rituales encargados de quebrar la cotidianidad y presentar una parte de la historia que ha sido marginada. “Como el sistema ha excluido de la educación a las travestis y eso ha significado que en cualquier ámbito las travestis no tengamos qué decir” afirma Claudia Rodriguez.

En contacto con BioBioChile, el director nos comenta que la idea surge desde una inquietud personal de trabajar una creación escénica “desde nuestros posicionamientos críticos en el activismo de disidencia sexual”.

“Cuando me topo con la poesía travesti de Claudia Rodríguez aparece el material textual como una revelación para iniciar este proceso de investigación escénica. ese material nos habla de cuerpos travestis indisciplinados, que desobedecen, que incomodan, que se cruzan por la pobreza y el margen, que nos hablan biográficamente de un patrimonio travesti, sexual, que poco se conoce, que se invisibiliza, que se odia, pero que al mismo tiempo le dan brillo a una ciudad, placer, porno y sexo. Para mí era importante que esta creación tomara otros riesgos artísticos. esos riesgos dicen relación con posicionarse en las ficciones que nos permiten las artes escénicas, desde nuestra propias prácticas perfomáticas (escénicas) y cruzarlas en una gran acción trans escénica”, comentó.

En este sentido, la obra difunde las experiencias de una generación de travestis que suelen recurrir a las cirugías ilegales y que la matanza contra ellas es una de las amenazas más latentes de las cuales se deben proteger. “Para el sistema somos una amenaza, somos inmorales y perversas. Esta comunidad tiene un montón de vivencias que no han sido historizadas. Queremos rescatar la vida de las travestis que murieron de Sida o que fueron asesinadas y que son parte de una historia que nadie quiere contar”, señaló Rodríguez.

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Cristerva Cabello, parte del reparto de la obra, explica que “la obra tiene la misión de instalar y hacer memoria de las sujetas que han sido olvidadas por la historia, como lo son las travestis”.

La puesta en escena de Cuerpos para odiar estará llena de activismo, poesía, performance y teatro. El proyecto pretende complejizar el quehacer artístico por medio de la transdisciplina de sus integrantes y transecena estética.

“Con Claudia somos compañeras en el feminismo y en el activismo. Su poesía está cruzada por la biografía y la rabia contra una sociedad excesivamente heterosexual que promueve el odio sobre las travestis. Su poder radica en que es ella, cuerpo travesti y trans, quien politiza su propia biografía para enfrentar y re educar a esta sociedad. Claudia se asume monstruo. Y esa monstruo, es una gran performance. Ella nos habla de un patrimonio sexual que no se quiere conocer ni escuchar”, indicó.

“Por otro lado, en el teatro local, hay una ausencia de discursos que problematicen estéticamente los cuerpos y sus múltiples sexualidades. Y paradójicamente, el arte escénico, que es presencial, es un espacio para problematizar precisamente a los cuerpos. Para nosotros, este proyecto es contaminarnos entre distintas escenas que utilizamos la teatralidad y la ficción como estrategias políticas de la destrucción del consenso de la normalización en los cuerpos, apostando a la creación y visibilización de otros imaginarios posibles de vivir y habitar nuestras corporalidades. El derecho a la ficción no es exclusivo de las artes representacionales. Mediante el disenso y nuestros activismos, complejizamos y fisuramos el tejido de lo real”, explica Orellana.

El director, además, agrega que este trabajo esautogestionado “vendiendo librillas de poesía travesti, haciendo rifas, fiestas, gestionando espacios de intercambio”, han logrado avanzar con la obra.

En cuanto a los actores y actrices que participan en la obra, Orellana comenta que “no hay casting. La idea de convocar a este grupete de rebeldes cuerpos es porque todos somos activistas, y era importante que ese activismo creara este proceso trans, es decir, desde el activismo surge la creación como metodología para inscribir nuestras críticas. Son precisamente nuestros frentes de acción lo que le dan vida a esta obra definida como montaje travesti (y no como obra de teatro), por lo mismo hablamos de performance, más que de teatro. quizás, podríamos hablar de un teatro post dramático”.

Cabello, comenta que los argumentos de la obra se contextualizan de mejor manera en un escenario como el de la sociedad chilena, donde se discuten proyectos como la Ley de Identidad de Género, “es bastante importante una obra que muestra toda una historia de violencia en las calles, lo que significa una travesti deseada por los hombres, quiénes son los clientes de las travestis, de estas mujeres, la obra critica la masculinidad, y la figura del macho que del día ofende a estas afeminadas y de noche las busca para que le den placer”.

“Nosotras, todas, somos cuerpos para odiar para esta sociedad excesivamente heterosexual y patriarcal. el feminismo nos implica por ello mismo, porque allí encontramos estrategias de lucha y metodologías de acción, además del compañerismo y la pérdida de los privilegios individuales por los colectivos. Nosotras no queremos representar la violencia contra los sujetos trans, queremos generar preguntas sobre aquello precisamente utilizando nuestros propios cuerpos trans (más allá de las identidades fijas). el proceso vivencial de cada cuerpo que está allí, cada una de nosotras trabaja desde sus propias fracturas y deseos”, enfatiza el director.

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Ficha:

Obra: Cuerpos para odiar
Creación colectiva inspirada en los textos de poesía travesti de Claudia Rodriguez
Director: Ernesto Orellana
Diseño Integral: Loreto Martínez, Alejandro Rogazy, Furia Barroca.
Diseño Vestuario: Camilo Saavedra e Igancio Olivares
Elenco: Claudia Rodríguez, Irina “La Loca” Gallardo, Jose Carlos Henríquez, Wincy Oyarce, Lucha Venegas, Cristeva Cabello, Daniela Cápona, Miranda, Ernesto Orellana.
Audiovisual: Camila José Donoso y Wincy Oyarce.
Funciones: 23 de Julio al 15 de Agosto. Jueves, Viernes y Sábados
Horario: 20:30 horas
Valor: $5.000.- general y $3.000 estudiantes y Jueves populares.

Sala Agustín Siré, Escuela de Teatro Universidad de Chile.
Morande 750, Santiago Centro