La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pidió este martes a los países del sudeste asiático que rescaten a miles de migrantes que se teme que están a la deriva en el mar y cuya vida corre peligro.

“Se necesita un esfuerzo regional (…) nosotros no tenemos la capacidad para buscarlos, pero los gobiernos si, tienen barcos y satélites”, dijo a la AFP el portavoz de la OIM Joe Lowry, quien agregó que los migrantes están en muy malas condiciones, y que algunos incluso podrían estar muertos.

Según la organización en el mar podría haber cerca de 8.000 personas a la deriva, muchos de ellos provenientes de Bangladesh y de Birmania, con cada vez menos comida y agua.

Este llamado se produce después de que el martes, las autoridades de Indonesia anunciaran que habían remolcado fuera de sus aguas territoriales a una embarcación con cerca de 400 inmigrantes que había llegado el lunes a sus costas.

“Los traficantes tienen a las personas cautivas en el mar porque tienen miedo de acercarse a las costas. Parece que los contrabandistas abandonaron a la gente en el mar. Puede que estén allí desde hace semanas, incluso meses”, dijo a la AFP Vivian Tan, representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en Bangkok.

La funcionaria señaló, que según los relatos de supervivientes, desde el inicio de la travesía los inmigrantes deben resistir con poca agua y comida.

“Ya que están allí desde hace semanas, o meses incluso, se puede temer que estén gravemente enfermos”, afirmó.

En los últimos días, unos 2.000 migrantes han sido rescatados en las costas de Indonesia y Malasia, la mayoría de ellos musulmanes rohingyas, un grupo considerado por la ONU como una de las minorías más perseguidas de todo el mundo.

Birmania, un país de mayoría budista, considera a los cerca de 1,3 millones de rohingyas de su territorio como inmigrantes ilegales de Bangladesh, y en muchas ocasiones esta población ha sido perseguida y obligada a huir.

Estos migrantes parecen ser víctimas involuntarias de una nueva política aplicada por Tailandia, cuyo gobierno tomó medidas contra los traficantes de migrantes, tras el hallazgo este mes de decenas de restos en fosas comunes en el sur del país.

Cada año, decenas de miles de personas transitan por el sur de Tailandia buscando llegar a Malasia o a otros destinos, para escapar de la pobreza en Bangladesh o de la violencia que golpea a los rohingyas en Birmania.

Según los activistas por los derechos de los migrantes, la nueva política de represión impulsada por Bangkok puede tener efectos perversos, ya que obliga a las personas a subir a barcos atestados, que a veces son abandonas en alta mar por los traficantes.