Indonesia defendió este miércoles en nombre de la “guerra” contra la droga la ejecución de ocho condenados a muerte por narcotráfico, siete de ellos extranjeros, que según testigos murieron entonando cantos religiosos.

Dos australianos, un brasileño, cuatro africanos y un indonesio fueron fusilados poco después de medianoche (17H00 GMT del martes) en el complejo penitenciario de la isla de Nusakambangan, llamado el “Alcatraz indonesio”, mientras en el último minuto se aplazó la ejecución de una filipina.

Según un pastor que asistió a la ejecución, los ocho condenados se negaron a ponerse una venda en los ojos y entonaron cantos religiosos poco antes de ser fusilados por un pelotón en un claro en medio de la jungla.

Brasil recibió la noticia de la ejecución de Rodrigo Gularte, de 42 años “con profunda consternación” y anunció que está “evaluando” sus relaciones con Indonesia. Por su parte Australia llamó a consultas a su embajador.

Gularte fue detenido en 2004 al tratar de entrar en el aeropuerto de Yakarta con seis kilos de cocaína escondidos en tablas de surf. Su familia presentó informes médicos para demostrar que sufría esquizofrenia pero la fiscalía dijo que no existían impedimentos para su ejecución.

Otro extranjero, el francés Serge Atlaoui, de 51 años, fue retirado de la lista de ejecuciones la semana pasada.

Por su parte el presidente indonesio Joko Widodo insistió en que hay que “aplicar la ley” y el fiscal general Muhamad Prasetyo afirmó que existe una “guerra” contra “los horribles crímenes vinculados a la droga que amenazan la supervivencia de nuestra nación”.

Sin clemencia

Poco antes de medianoche, en la ciudad portuaria de Cilacap, desde la que se accede al penitenciario de Nusakambangan, familiares y amigos de los condenados se reunieron con velas para cantar himnos religiosos.

Tras la ejecución los familiares de los condenados rompieron a llorar, consolados por familiares y amigos, indicó un periodista de la AFP.

“Pedimos clemencia pero no nos la dieron. Estamos inmensamente agradecidos por todo el apoyo que hemos recibido”, dijeron las familias de los australianos Andrew Chan y Myuran Sukumaran en un comunicado conjunto.

En el último momento, una de las condenadas, la filipina Mary Jane Veloso, fue retirada de la lista de ejecución después de que una persona sospechosa de haberla contratado para transportar droga a Indonesia se entregara a las autoridades en Filipinas.

Esta decisión fue recibida como un milagro en Filipinas, donde el caso ha conmovido al país y llevó a la estrella del boxeo Manny Pacquiao a pedir clemencia. Pero el fiscal general indonesio advirtió que se trata únicamente de un “aplazamiento” a la espera del resultado de las investigaciones.

El fiscal también minimizó la decisión de Australia de llamar a consultas a su embajador porque es una decisión “temporal” mientras que el ministro indonesio de Exteriores, Retno Marsudi, aseguró que quiere continuar teniendo “buenas relaciones” con el país, uno de sus principales socios comerciales.

En Filipinas, la madre de la condenada, Mary Jane Veloso, cree todavía en un milagro. “Los milagros existen”, dijo Celia Veloso a una radio filipina, explicando que los dos hijos de Mary Jane habían pasado la noche en vela cantando “Mamá vivirá”.

El presidente filipino, Benigno Aquino, dijo que todo el país estaba agradecido a Indonesia y dio las gracias a Dios por el aplazamiento de la ejecución, según el portavoz Herminio Coloma.

En enero Indonesia ya fusiló a seis personas por tráfico de droga, cinco de ellas extranjeras, incluida un brasileño, en un país donde según un sondeo el 85% apoya la pena de muerte en los casos de narcotráfico.