Tras la destrucción y el saqueo de varios sitios arqueológicos en Siria e Irak, las autoridades europeas y los marchantes de arte intentan organizarse para impedir el tráfico de antigüedades, del que se sirven los yihadistas para financiarse.

El experto en objetos de arte robados, Chris Marinello, explica en Londres haber visto fotografías de objetos con procedencia de Siria puestos en venta, “claramente robados”, según él.

“Todavía se podía observar el polvo sobre algunos de estos objetos”, lo que probaría que acababan de ser desenterrados, explica el director de Art Recovery International.

Las preocupaciones respecto a Siria aumentaron a medida que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ganaba terreno en este país y en Irak, una progresión acompañada de vídeos de propaganda donde aparecían destruyendo algunos sitios antiguos como Nimrud.

En febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió a los gobiernos que actuaran para luchar contra el tráfico del patrimonio cultural salido de estos países, subrayando que constituía una fuente de financiación importante para el EI.

Según los expertos, resulta imposible calcular el valor de las antigüedades robadas en Siria, un país que albergó numerosas civilizaciones, incluidos los cananeos y los otomanos.

La Asociación Internacional de Marchantes de Arte (IADAA), con sede en Londres, calcula que el mercado legal de antigüedades facturó entre 150 y 200 millones de euros en 2013.

Marinello afirma que sus clientes -marchantes- “se cuidan bien de no manipular ningún objeto que podría proceder de una oleada de saqueos reciente”.

Pero Hermann Parzinger, arqueólogo y presidente de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, en Alemania, subraya que existe un mercado para este tipo de bienes. Y lamenta la enorme pérdida cultural vinculada al saqueo y el tráfico.

“El contexto, tan importante para reconstituir la historia de las civilizaciones, está completamente destruido”, explica a AFP.

Catálogos contra el tráfico de objetos robados

El gobierno italiano propuso a la UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la creación de una fuerza militar para proteger los sitios históricos en las zonas en guerra, pero la mayoría de expertos considera que poco se puede hacer para impedir las destrucciones.

Para combatir los saqueos, Stéphane Thefo, responsable en la unidad de Obras de arte de Interpol, reclama legislaciones nacionales más severas, una idea que ya están estudiando las autoridades alemanas.

“Debemos intentar restringir el mercado ilícito, con la esperanza de que reduciendo la demanda, la oferta disminuirá en consecuencia”, dice.

Mientras que a los gobiernos se les exige que aporten pruebas del saqueo, identificar los objetos robados y su procedencia resulta muy complicado después de que hayan pasado de mano en mano durante años.

Durante una conferencia organizada esta semana por el museo Victoria and Albert de Londres, algunos arqueólogos subrayaron la importancia de hacer inventario de las riquezas arqueológicas de los sitios.

Los objetos fotografiados y registrados tienen muchas más opciones de ser encontrados. En este sentido, la Interpol está confeccionando una base de datos de objetos robados.

“Estos objetos [robados] saldrán al mercado necesariamente de un momento a otro. El reto es identificarlos para poderlos devolver”, recalcó James Ede, miembro de la IADAA.