Australia abrió este miércoles una investigación para esclarecer cómo un islamista desequilibrado y con un pasado violento pudo obtener la nacionalidad y no se encontraba bajo vigilancia cuando el lunes pasado protagonizó una toma de rehenes en Sidney.

Al cabo de 16 horas de secuestro en un café del centro de Sidney, la toma terminó la madrugada del martes con un asalto de las fuerzas especiales, en el que murieron el captor y dos de los 17 rehenes.

El autor de los hechos, Man Haron Monis, de 50 años y nacido en Irán, estaba en libertad bajo fianza tras ser imputado por complicidad en el asesinato de su ex mujer. El hombre era también objeto de denuncias por decenas de agresiones y abusos sexuales.

El mes pasado publicó un mensaje en su sitio web en el que prestaba juramento al “califa de los musulmanes”, lo que podría referirse al líder del grupo yihadista Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi, así autoproclamado.

Muchos se preguntan ahora por qué nadie inquietó a este hombre que según el primer ministro Tony Abbot era un extremista con un pasado violento y desequilibrios mentales.

“Por supuesto que quiero respuestas a todas las preguntas”, declaró Abbott, que no escondió la “incredulidad” de sus ministros al conocer el pedigrí de Monis.

El primer ministro anunció oficialmente la apertura de una investigación, que deberá entregar sus conclusiones a fines de enero. Ésta deberá determinar las condiciones en que el captor llegó a Australia en 1996 y obtuvo el estatus de refugiado y luego la nacionalidad australiana.

También examinará lo que sabían de él los servicios de inteligencia, y cómo compartieron la información las diferentes administraciones.

“El sistema no ha gestionado correctamente a este individuo, no hay ninguna de ello”, reconoció el jefe del ejecutivo, que promete una transparencia total en los resultados de la investigación.

Mientras tanto, a pie de calle, este miércoles se reforzó notablemente el dispositivo de seguridad en Sídney, donde cientos de policías fueron desplegados en las calles.

Abbott prometió igualmente que las autoridades serán intratables con “todos aquellos que prediquen el odio, se asocien a organizaciones terroristas o a sus partidarios y hablen pestes de nuestro país, nuestra forma de vivir, nuestras libertades y nuestra tolerancia”.