Si había algo divertido en las clases de química, era precisamente observar las reacciones que producían diversos compuestos en el laboratorio. Sin embargo entre todas, una de ellas es sin dudas la más espectacular.

Se trata de la combustión de dicromato de amonio con tiocianato de mercurio, un polvo naranjo que al encenderse no sólo produce una violenta reacción similar a un volcán, sino que acaba lanzando perturbadores “tentáculos” hacia el exterior.

Esta macabra reacción -que en el pasado bien pudo costar un juicio por brujería- tiene una explicación científica. Según describe el sitio web estadounidense IFL Science, el calor provoca que el dicromato de amonio se descomponga, expeliendo gas nitrógeno, agua y óxido de amonio, que es la ceniza negra visible tras la combustión.

¿Y esos tenebrosos tentáculos? Ahí es cuando entra el tiocianato de mercurio, que durante la quema se convierte en una materia blanca sólida que se expande en forma tubular, como si tuviera vida propia.

De hecho, antiguamente esta reacción era conocida como la “Serpiente del Faraón”, y se vendía en las tiendas como entretención hasta que las autoridades se percataron de lo tóxica que podía llegar a ser. No lo hagan en casa.

http://youtu.be/oRngPHRj0vA