Por Emilio de Benito, de EsMateria.com

El estudio Prevención con Dieta Mediterránea (Predimed) sigue arrojando conclusiones. La última indica que revierte en un 28% la incidencia del síndrome metabólico, una combinación de problemas sanitarios (hipertensión, colesterol, azúcar y triglicéridos altos) con la obesidad abdominal como primer indicador. El trabajo se ha publicado en la Canadian Medical Association Journal.

En el trabajo se siguió durante 4,8 años a 5.801 personas, de las que 3.707 tenían síndrome metabólico. Los participantes siguieron las pautas generales del estudio: una parte siguió una dieta baja en grasas, otra una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva, y una tercera la misma dieta con nueces añadidas. El resultado fue que los dos últimos grupos redujeron la prevalencia de síndrome metabólico un 28%.

“En este gran ensayo clínico, multicéntrico y aleatorio con la participación de personas con alto riesgo cardiovascular, se ha podido demostrar que la dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos se asocia a una menor prevalencia de síndrome metabólico en comparación a una dieta baja en grasa” apunta Nancy Babio, coautora del trabajo e investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Obesidad y Nutrición (Ciberobn).

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La dieta mediterránea reduce los infartos y accidentes cerebrovasculares un 30%.

El aceite de oliva reduce en más de un 30% el riesgo de fibrilación auricular.

Un vaso de vino al día reduce el riesgo de tener una depresión.

El aceite de oliva reduce hasta un 66% los problemas circulatorios en extremidades.

¿Qué es la dieta mediterránea?

Según la fundación Dieta Mediterránea, ésta se caracteriza por “la abundancia de alimentos vegetales, como pan, pasta, arroz, verduras, hortalizas, legumbres, frutas y frutos secos; el empleo de aceite de oliva como fuente principal de grasa; un consumo moderado de pescado, marisco, aves de corral, productos lácteos (yogur, quesos) y huevos; el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas y aportes diarios de vino consumido generalmente durante las comidas”.

Es un estilo de alimentación propio de países mediterráneos como España, Portugal, Francia, Italia, Grecia y Malta.

De acuerdo a la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, “la dieta estilo mediterráneo tiene menos carnes y carbohidratos y más alimentos a base de vegetales y grasa monoinsaturada (buena) que una dieta estadounidense típica. Muchas personas que viven en Italia, España y otros países en la región mediterránea han comido de esta manera durante siglos”.

Además, “seguir la dieta mediterránea puede llevar a niveles de azúcar en sangre más estables, colesterol y triglicéridos más bajos y a un riesgo menor de cardiopatía y otros problemas de salud”, complementa el organismo.