“El enamoramiento es un estado de flotación, casi una irrealidad en la que sólo vemos las virtudes del ser amado y no parecen existir sus defectos. La transición de este estado al del amor real presenta todo un desafío que vale la alegría”.

Así lo explica Valeria Schapira, experta en relaciones del portal de citas Match.com, quien señala que el enamoramiento es adictivo.

“Freud decía que en él, el objeto amado goza de cierta exención de la crítica. El doctor Estanislao Bachrach, autor del libro “Agilmente” relata que en experimentos con resonancia magnética nuclear se ve que el cerebro de un enamorado se enciende en partes relacionadas con las adicciones. Este estado tan “arriba” no puede durar eternamente. Tal vez, meses, pero la construcción del amor verdadero se dará a partir del momento en que las dos personas tomen la decisión de transitar ese camino”, afirma.

Y es que una relación -según Schapira- se establece a partir de un contrato tácito entre dos personas dispuestas a crecer y a nutrirse mutuamente.

¿Cómo pasar con éxito del enamoramiento a una relación?

La experta en relaciones dice que para que esto pase es importante que las dos personas estén dispuestas a:

1. Desidealizar al otro: cuando se ve al otro ser en su “real” realidad, empiezan a aparecer todas aquellas facetas “humanas” que el deslumbramiento inicial tapaba. Hay que estar preparado para encontrarse con un humano, de carne y hueso y no con ese héroe o heroína que dibujamos en nuestra imaginación cuando las mariposas aleteaban en el estómago.

2. Aceptar: después de entender que la película hollywoodense del encuentro no durará toda la vida, hay que estar dispuesto a dirigir y protagonizar una versión más realista y, no por ello, menos interesante. Para eso hay trabajar la aceptación. Las personas y los encuentros no siempre son como los dibujamos en nuestra imaginación. Y, justamente por ello, pueden ser más enriquecedores.

3. Emprender la aventura del amor: ese otro ser es un universo propio, con su historia, sus dolores, su familia y sus sueños personalísimos. Emprender una pareja con esa otra persona implica ser tolerante, empático y negociar espacios y costumbres. Agrupar los criterios de ambos sin por ello despersonalizarse ni desdibujarse.

4. Construir en común: para poder armar de a dos, hay que salirse del ego y de la creencia de que la única verdad es la propia. Esto implica estar con el compañero, tal como es, en el deseo de evolucionar en conjunto y no en el de cambiar a la otra persona para que se amolde o sea como uno.

5. Comunicarse: el diálogo es la base de cualquier vínculo, sea de amigos, de pareja o de trabajo. Para poder armar sólidamente, es importante que se converse en profundidad sobre todos los temas. Nunca hay que olvidar que las cosas no dichas pueden tener más peso que las que se dicen. Conversar y consensuar es garantía de sanidad vincular.