Después del gimnasio, muchos anhelan refrescarse con una cerveza o asistir a un “happy hour” con los amigos, pero no es una buena idea.

Existen varias razones por las que es mejor no combina el alcohol y el ejercicio, según señalan diversos expertos. A continuación te menciones al menos 5 de éstas.

1. La deshidratación aumenta considerablemente: De acuerdo al sitio web de fitness y salud, Livestrong, tanto el alcohol como el ejercicio deshidratan. El primero nos hace sudar y orinar más, mientras el segundo que transpiremos más de lo habitual. Por lo tanto, si bebes alcohol después de haber entrenado, la pérdida de líquido se potenciará, llegando a experimentar síntomas como boca seca, dolor de cabeza y mareos, además de una resaca más fuerte al día siguiente.

2. Pones en riesgo tu salud cardiovascular: Por otro lado, el doctor George Koob, director del Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de Estados Unidos, dice al diario electrónico Huffington Post que es mejor “reservar la cerveza para más tarde, cuando los sistemas de tu cuerpo regresen a un nivel más estable. El ejercicio es bueno para ti, pero cambia varios factores, y probablemente es mejor dejar que ellos se calmen antes de beber”, indica.

En concreto, el médico se refiere a que el ejercicio aumenta la producción de insulina del cuerpo, lo cual puede tensionar el sistema cardiovascular. “Si tienes tendencia a la hipoglucemia o problemas cardiovasculares, creo que hay que tener cuidado con la combinación de alcohol y ejercicio”, manifestó.

3. Incrementa el riesgo de lesiones: un estudio publicado en la revista Nutrition and Metabolism señala que existe una diferencia significativa entre las tasas de lesiones de los bebedores y los no bebedores en poblaciones atléticas. Los deportistas que consumen alcohol al menos una vez a la semana tienen casi el doble de riesgo de resultar heridos que los no bebedores.

4. Afecta negativamente el sueño: Según el profesor David Cameron-Smith de la Universidad de Auckland, el alcohol puede afectar negativamente el sueño, un componente clave para la recuperación post-ejercicio. Y es que el alcohol altera la secuencia de diferentes fases del ciclo de sueño, reduciendo la capacidad del cuerpo para almacenar glucógeno, fuente de energía que necesitas para la resistencia, además de aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Todo esto hace que la restauración tras el entrenamiento se retrase.

5. Te dolerán más los músculos: Según LiveStrong, tras el ejercicio los músculos necesitan repararse, pero el alcohol impide que este proceso se lleve a la perfección. “El dolor que experimentas después de hacer ejercicio es de desgarros musculares microscópicos o ácido láctico acumulado, los cuales requieren más tiempo para resolverse si la bebida está en tu cuerpo”, explican.