A casi 29 años de ocurridos los hechos, la justicia resolvió reabrir el caso del brutal crimen de la joven deportista Alice Meyer, registrado el 17 de diciembre de 1985. El ministro en visita Mario Carroza adoptó esta decisión, según las fuentes consultadas, por la presunta intervención de agentes de la dictadura para encubrir el homicidio.

El cuerpo de la joven, de 24 años edad, de ascendencia alemana e hija de los dueños del restaurante Muchen, apareció en un canal de regadío de Lo Barnechea con fractura de cráneo y sus ropas interiores desgarradas.

En la época, los testimonios apuntaron a Mario Santander Infante, un acaudalado empresario, que estuvo 19 meses detenido como sospechoso, no obstante que la policía dio como autor a Delfín Díaz, quien apareció muerto, colgado de un árbol, con el reloj de Meyer en una de sus manos.

Tras siete años de investigación, la entonces ministra en visita Raquel Camposano, sobreseyó el caso sin culpables.

Sin embargo, el abogado de la familia de Díaz, Alvaro González, presentó antecedentes ante el juez Carroza para investigar la presunta intervención de agentes del régimen militar para encubrir el crimen de Alice Meyer, lo que posibilitó la reapertura del proceso.

El profesional adelantó que también se realizarán diligencias respecto a las autopsias falsas que se efectuaron en la época.

El juez del 12º Juzgado del Crimen, Fernando Soto Arenas, quien encarceló a Santander, fue acusado de prevaricación y sacado del caso, en parte, por dar crédito a la versión de José Contreras Araya, el “Topo Gigio”.

Amigo de Delfín Díaz, juntos habrían presenciado cómo Santander golpeó a la joven y lo extorsionaron, lo que habría provocado el asesinato y no suicidio del testigo.