Una autopsia independiente para determinar las causas de la falla en una inyección letal arrojó que en realidad fue el equipo médico el que fracasó varias veces en realizar una intravenosa, lo que terminó dañando una vena, reveló un informe preliminar.

Clayton Lockett, condenado a muerte por asesinato y violación, fue ejecutado el 29 de abril pasado mediante una combinación inédita de 3 sustancias en un proceso que terminó en agonía y tomó 43 minutos en lugar de menos de 10.

Las autoridades señalaron que Lockett finalmente murió de un ataque al corazón.

Pero tras realizar una autopsia independiente, el médico forense Joseph Cohen dijo que era imposible confirmar el vínculo entre ese ataque cardíaco y la muerte de Lockett.

Cohen observó las contusiones y perforaciones en los brazos, piernas y cerca de la arteria femoral, que indicaban varios intentos de suministrarle el cóctel mortal por vía intravenosa.

Los médicos también observaron “heridas vasculares” que sugieren que la vía para realizar la inyección terminó dañando la vena.

Las autoridades también mencionaron desde el principio que hubo una “falla vascular” durante la ejecución y dijeron que a pesar de haberle administrado las 3 sustancias, éstas “no entraron a su sistema”.

Sin embargo, el cuerpo de Lockett mostraba “una excelente integridad de venas periféricas y profundas para lograr un acceso a las venas”, dijo Cohen.

La experta en inyecciones letales y profesora de derecho en la Universidad Fordham Deborah Denno tildó al equipo encargado de la ejecución de “extraordinariamente incompetente”.

“Este tipo de incompetencias por parte de equipos de ejecución existió durante décadas y por ello debemos levantar con más razón el secreto sobre las ejecuciones”, denunció.

Por otro lado, la abogada Megan McCracken, de la clínica de pena capital de la Universidad de Berkeley, dijo que el cóctel suministrado “exacerbó el dolor y el sufrimiento que Lockett tuvo que soportar y lo paralizó innecesariamente además de haberlo sometido al dolor que provoca el cloruro de potasio”.

“Además, el estado no tenía ningún plan de contingencia en caso de que la ejecución no funcionara como planeado, como fue claramente el caso”, dijo en un comunicado.

La polémica ejecución de Lockett llevó a las autoridades de Oklahoma a detener de forma temporaria las ejecuciones y revisar los protocolos de inyecciones letales, ante fuertes críticas de los defensores de derechos humanos y aquéllos contrarios a la pena de muerte.

El presidente Barack Obama advirtió que el incidente “profundamente perturbador” despertó “interrogantes significativos sobre cómo se está aplicando la pena de muerte” en Estados Unidos.