Ante el anuncio de mayores restricciones a la ley que regula el consumo de tabaco en nuestro país, BAT Chile (ex Chile Tabacos) propone impulsar el uso de cigarrillos electrónicos, ya que afirman “es sustancialmente menos riesgoso”.

Carlos López, gerente de Asuntos Corporativos de la firma -dueña del 93% del mercado nacional- comentó que “nuestras políticas no se pueden seguir basando en regulaciones poco efectivas”, por lo que defendió la opción del cigarro electrónico, que permitió en el Reino Unido el aumento en un 60% de las personas que dejaron de fumar.

20 VECES MÁS DE NICOTINA

En declaraciones a El Mercurio, varios especialistas en el tema rechazaron la propuesta de BAT Chile.

Sonia Covarrubias, coordinadora de Chile Libre de Tabaco, declaró que actualmente las tabacaleras están adquiriendo industrias de cigarrillos electrónicos, con los que “uno podría pensar que lo que están haciendo, ante el aumento de restricciones, es ampliar su mercado para fidelizar a fumadores y ex fumadores y atraer a nuevos clientes”.

Maria Teresa Valenzuela, académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, concordó en lo expuesto por Covarrubias, y agregó que “las tabacaleras saben que con esos cigarrillos es muy fácil hacer adicta a la gente, porque tienen hasta 20 veces más nicotina que uno tradicional“.

El decano de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Humberto Guajardo, refutó el argumento de BAT Chile, que los cigarrillos electrónicos servirían para dejar de fumar.

“En un ex fumador produce las ansias de volver al hábito, por lo que va a reincidir, y en los jóvenes, funciona como la puerta de entrada al mundo del tabaco“, declaró Guajardo.

Actualmente el cigarrillo electrónico no se encuentra regulado en la Ley Antitabaco, ya que ésta sólo dice relación a productos que tienen hojas de tabaco.

Consultado por el matutino, el ex ministro Jaime Mañalich, explicó que ese tipo de producto está considerado como parte del tratamiento para dejar de fumar, por lo que se requiere de un “registro sanitario y receta para comprarlos”.