En medio de las críticas por los altos costos de los estadios y atrasos en las obras de mejora urbana vinculadas al Mundial, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, inauguró el domingo el sistema de bus rápido “Transcarioca” en Rio de Janeiro, símbolo de un proyecto “para el pueblo”.

“No estamos haciendo obras de este porte para la Copa del Mundo, tenemos el compromiso de hacerla para todos los cariocas”, dijo Rousseff en un discurso junto a grupos populares de samba que amenizaron el acto.

Una de las principales críticas a la Copa del Mundo, que levantó masivas protestas el año pasado, fue el reclamo de que el gobierno gastara menos en estadios y más en transporte, educación y salud.

Muchas obras que son consideradas legado de la Copa, como vías de acceso, transportes y otras mejoras urbanas se atrasaron o fueron canceladas.

La presidenta insistió en que el Mundial, que se realizará del 12 de junio al 13 de julio, dejará un legado de obras para los brasileños.

El BRT (Bus Rapid Transit), mejor conocido como Transcarioca, “es el modelo de transporte público que el brasileño merece”, afirmó Rousseff al inaugurar este sistema de buses rápidos articulados, que une el aeropuerto internacional con Barra de Tijuca, en el oeste, y en las inmediaciones de la cual se encuentran varios barrios y favelas que fueron pacificadas en los últimos años.

A un costo de 800 millones de dólares, este sistema transportará 320.000 personas por día, con 39 kilómetros de extensión y 45 estaciones, en una ciudad de grandes embotellamientos y déficit en el transporte.

El alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, secundó a la presidenta al asegurar que fue ella la que propuso “aprovechar la Copa para cambiar la vida de los cariocas” con ese tipo de obra.