Muchas veces, cuando hablamos con nuestros familiares o amigos, queremos decir algo pero no encontramos la palabra exacta. En ese momento, solemos recurrir a una típica expresión: “la tengo en la punta de la lengua”.

Sin embargo, lo que la mayoría no sabe es que esta expresión tan usual en el ser humano forma parte de las psicopatologías que el diario español ABC reunió en uno de sus recientes artículos.

Se trata de una de las cinco fallas que con frecuencia afectan a la memoria humana, y que pasamos a explicar a continuación.

1.- Paramnesia.

¿Cuántas veces te has encontrado con una persona en la calle que te saluda y tú la observas casi anonadado pues no logras recordar dónde la viste, pese a que la reconoces de vista?

Este fenómeno se llama Paramnesia, concepto añadido por el sindicado “padre” de la psiquiatría moderna, el alemán Emil Kraepelin. Corresponde a una distorsión de la memoria en el que si vemos a una persona fuera del lugar original de donde la conocimos, se genera lo que se llama “reconocimiento sin recuerdo”.

A esta extraña alteración, el neurólogo austriaco Sigmund Freud le llamó parapraxia en su obra de 1901 “Psicopatología de la Vida Cotidiana”, asegurando que correspondía a una traición del inconsciente.

2.- PDL.

Se relaciona con la psicopatología que nos lleva a decir “lo tengo en la punta de la lengua”, y no es más que una falla memorística estudiada con frecuencia por los psicólogos que nos lleva a “olvidarnos” momentáneamente de una palabra o nombre determinado.

Es usual que luego de decir esta frase comencemos a pensar en palabras fonéticamente similares, sus sinónimos o aquellas que comienzan con la misma letra, lo que hace aún más difícil la tarea de dar con la palabra exacta.

Desde ABC, señalan que “Las personas bilingües son más propensas a estas malas pasadas de la memoria”. Asimismo, entregan algunos consejos o trucos tales como evitar recordar la palabra en forma presionada, pues de este modo pueden aparecer aquellas que se parecen a la que buscas, confundiéndote mucho más.

3.- Sobreaprendizaje.

¿Te ha pasado que recorres un largo trayecto conversando con alguien o pensando en cualquier cosa, y cuando llegas al lugar de destino te preguntas cómo llegaste hasta ahí? No te preocupes, no es que hayas avanzando en una máquina del tiempo.

Se trata de un proceso de autoaprendizaje, en donde una actividad nos resulta tan familiar y típica que podemos efectuarla casi en forma automática, sin esfuerzos ni suficiente atención. Algo que también se conoce como “laguna mental” y que ocurre por no estar atento a lo que te rodea.

Esto se replica cuando nos queda la duda de si cerramos la puerta con llave, o si desenchufamos el televisor: es tan natural hacerlo que lo olvidamos.

4. Criptomnesia.

En muchas oportunidades nuestros recuerdos no se reconocen como tales, sino como ideas propias. Ésta podría ser una de las razones por las que nace el plagio.

Dicha confusión no es poco frecuente y se desarrolla cuando concebimos un recuerdo reprimido como una idea sumamente original y propia. El efecto psicológico es tal, que ni siquiera nos sentimos familiarizados con ella para decir “creo que esto lo vi en algún lado”. Por lo mismo, se le llama Criptomnesia, el recuerdo oculto.

Y eso trasciende a la vida cotidiana. De hecho, esta extraña falla memorística fue el argumento del abogado de George Harrison cuando éste último fue acusado de plagio por la canción “My Sweet Lord”, del álbum “All Things Must Pass”, una vez que “Los Beatles” se disolvieron.

Curiosamente, la forma en que estaba compuesta la canción hacía recordar a una similar de un conjunto femenino sesentero conocido como “The Chiffons”. El litigio culminó con la sentencia de multa por el delito de plagio inconsciente derivado de un episodio de criptomnesia.

5. Dèjá vu.

Aunque no lo creas, esa agradable sensación de “ésto ya lo viví o lo he visto” que incluso ha sido asociada por apóstoles de Pitágoras como prueba de la reencarnación, tiene una explicación en una teoría psicológica.

Para el neurólogo Sigmund Freud, este sentimiento es “consecuencia de deseos reprimidos o recuerdos relacionados con un acontecimiento estresante que ya no eran accesibles a la memoria”. En pocas palabras, correspondería a un mecanismo de defensa del ser humano ante hechos que le afectaron y que quisiera olvidar.

Por su parte, el profesor de Historia de la Psicología de la Universidad de Holanda, Douwe Draaisma, señala que el dèjá vu no es más que una ilusión de recuerdos que no son, predicciones no acertadas y temores sin fundamento.