El presidente Barack Obama dijo este jueves que su gobierno pondrá fin a la recolección y almacenamiento de datos de llamadas telefónicas en Estados Unidos por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), y quedarán solo en manos de los operadores.

“Después de haber estudiado con atención las opciones disponibles, he decidido que la mejor manera es que el Estado no recolecte más, ni almacene, esos datos al por mayor”, señaló el mandatario en un comunicado, reiterando un anuncio preliminar realizado a principios de semana. “Los datos deberán permanecer en manos de los operadores telefónicos”, precisó.

Obama señaló que esperaba poner fin en esas condiciones al programa de vigilancia telefónica, revelada por Edward Snowden en junio pasado, pero preservando la capacidad de las agencias de inteligencia para detectar eventuales comunicaciones de sospechosos de terrorismo.

Según su propuesta, que necesita la adopción de una nueva ley en el Congreso, las autoridades deberán obtener previamente la orden de un juez de la corte especial (Foreing Intelligence Surveillance Court) para reclamar a los operadores los detalles de las llamadas realizadas desde un número específico (duración, hora, número llamado, pero no los registros de las conversaciones).

Está prevista una excepción para casos de urgencia vinculados a la seguridad nacional.

“Este enfoque nos permitirá obtener las informaciones útiles para nuestras necesidades de inteligencia reforzando la confianza de la gente en la forma en que esas informaciones son obtenidas y almacenadas”, explicó Obama.

En espera de que el Congreso vote una reforma legal, el gobierno pedirá a la justicia extender por 90 días el actual programa de vigilancia telefónica.