Unas 18.000 toneladas de desperdicios se recogieron en 24 horas en Río de Janeiro, luego de que los recolectores de la ciudad pusieran fin a una huelga de 8 días, que tuvo lugar en pleno Carnaval, informaron el lunes las autoridades.

Casi 3.000 de los aproximadamente 15.000 basureros de esta ciudad que será escenario de la final de la Copa Mundial de la FIFA en julio, se movilizaron desde la noche del sábado tras el fin de la huelga y durante todo el domingo para limpiar las calles, atestadas de desperdicios que se acumularon durante una semana.

Sólo en el Sambódromo, donde tuvieron lugar los lujosos e inmensos desfiles de las escuelas de samba, se recogieron 15,5 toneladas de basura, labor que estuvo a cargo de un batallón de 150 empleados de la Compañía Municipal de Limpieza Urbana (Comlurb).

La huelga terminó el sábado después de un acuerdo entre el municipio de Río de Janeiro y 300 huelguistas de Comlurb.

Los trabajadores obtuvieron un aumento de 37% de su salario, que ahora será de 1.540 reales al mes (unos 670 dólares).

“Estamos todos satisfechos porque no queríamos nada más que esto. Sentarnos, conversar y hacer nuestra propuesta”, dijo a la prensa Angelo Ricardo Freitas, representante de los trabajadores.

“Vamos a hacer un esfuerzo presupuestal. Esta es una propuesta generosa para una categoría que merece ser muy bien remunerada (…) Es una categoría especial e importante para la ciudad”, dijo por su parte el alcalde de Rio, Eduardo Paes, quien antes había llamado la huelga de “motín” y de “delincuentes” a los huelguistas.

Paes, citado por el diario O Globo el lunes, dijo que el impacto en el presupuesto para resolver la huelga va a ser de 400 millones de reales (unos 174 millones de dólares).

La huelga duró todo el Carnaval, que atrae cada año a un millón de turistas extranjeros y tres millones de brasileños.

Al principio, la Comlurb anunció el despido de 300 trabajadores, pero la acción fue cancelada por el alcalde para aquéllos que volvieran al trabajo.

El jueves 6 de marzo, las zonas de Copacabana y Botafogo ya se habían limpiado. Aunque Ipanema era todavía un basural frente al mar.

En esa ocasión un grupo de basureros debió trabajar bajo escolta policial para evitar acciones de los huelguistas.