¿Quién no se pone nervioso al besar a alguien por primera vez? Ese cosquilleo del momento previo, sentir la cara de tu compañero muy cerca tuyo y luego el momento esperado… Pero, ¿qué pasa si no resulta como te lo imaginaste y sale todo mal?

Los besos son un arma de doble filo, ya que así como pueden demostrar que hay mucha “química” con la otra persona, puede aniquilar todas las ganas de seguir experimentando algún tipo de relación.

Por eso, la boca -particularmente los labios-, se ubica dentro de los órganos erógenos, siendo una de las áreas con más terminaciones nerviosas del cuerpo. Además, su imagen está fuertemente ligada al erotismo, el deseo, la actividad sexual y los orgasmos.

En ese sentido, la sicóloga y periodista Patricia Collyer, comentó en el programa Podría Ser Peor que los besos son un mecanismo de evaluación del compañero, y en ellos se pone en juego la relación.

La profesional señaló que -por ejemplo-, a los hombres les gustan los besos más húmedos porque así pueden transmitir más testosterona, hormona que se secreta en mayor cantidad al besar.

Por otro lado, los besos traen una serie de beneficios muy grandes, como por ejemplo bajar el estrés, aliviar el dolor, inducción a un sueño reparador, potenciar el olfato y generar oxitocina, conocida como la “hormona de la felicidad”.

En tanto, si bien hubo una época donde se banalizó este acto, ahora tiene mucho más valor. “Es una situación tan fuerte como una relación sexual por sí mismo. Incluso, tienes en ello la explicación de por qué las prostitutas no quieren besos, porque para ellas esto es una pega, y con un beso le darías un ingrediente de vínculo que no quieres tener con tu cliente”, dijo Collyer.

Finalmente, la sicóloga comentó que “El beso es más acto de amor que una relación sexual”. ¿Estás de acuerdo? No te pierdas la entrevista realizada por Julio César Rodríguez, en el programa Podría Ser Peor: