La Policía de Investigaciones (PDI) y la Cámara Chilena del Libro lanzaron este lunes la campaña “Compra Original, Compra Seguro”, que tiene como objetivo prevenir la comercialización de libros falsificados, especialmente de lecturas complementarias que se utilizan en los establecimientos educacionales.

El jefe Nacional de Delitos Económicos de la PDI, subprefecto Hugo Pérez, informó que en las últimas tres semanas han incautados 22 mil libros en el país: 11 mil en Santiago y 11 mil en otras regiones, cuyo valor aproximado llega a los 130 millones de pesos, dinero que obtienen como lucro las organizaciones que realizan este comercio ilegal. Agregó que esta cifra supera a la de 2013 que fue de unos 10 mil textos decomisados.

El subprefecto sostuvo que junto con las incautaciones, este año fueron detenidas 37 personas responsables de la comercialización de estos productos falsificados.

Respecto a las sanciones que sufren esos individuos, el subprefecto dijo que “no son penas mayores, normalmente son multas y penas bajas”.

Agregó que este comercio ilegal va “en desmedro de las editoriales establecidas y de la protección de la propiedad intelectual de cada uno de los autores que son perjudicados con estas reproducciones piratas y falsificadas de sus ediciones”.

Pérez explicó que existen antecedentes que estas organizaciones “encargan los libros a ciertas imprentas ilegales, textos que son primordialmente solicitados como lectura complementarias en los establecimientos educacionales. Estas organizaciones ven los listados de los libros más solicitados en los centros educacionales y los mandan a confeccionar de manera ilegal a imprentas piratas y posteriormente los venden más baratos”.

Añadió que en algunas ocasiones falsifican “libros específicos de Anatomía, Filosofía y otros textos que se usan en los primeros años de la universidad”. Dijo que estos últimos son textos que cuestan sobre los 100 mil pesos, y los ilegales son ofrecidos en 20 mil pesos.

El subprefecto de la PDI dijo que “estos ‘libros piratas’ tienen mala calidad, mala encuadernación, hojas deficientes, se saltan páginas, y ni siquiera tienen los instructivos reales que traen los libros legales”.

“Los autores y las editoriales establecidas son los más perjudicados que trabajan por tener un producto refinado y de buena calidad. Si un libro original está en alrededor de 5 mil o 6 mil pesos, los que se dedican a este mercado ilegal lo venden entre mil y dos mil pesos”, expresó el subprefecto.

La autoridad policial civil manifestó que “si alguien es víctima de la compra de un libro falsificado tiene todas las unidades económicas de la PDI en el país, que son 23 a lo largo de Chile, para que denuncien el hecho”.

En tanto, el presidente de la Cámara Chilena del Libro, Arturo Infante, expresó que “la falsificación de textos afecta. Es la competencia más desleal que puede haber, porque nadie aquí está pagando los derechos al autor del libro, ni está pagando el trabajo del editor; no se están pagando los impuestos, el IVA, los impuestos municipales, y esa es la razón de que estos libros salen bastante más baratos. Además, estos libros ilegales son de mala calidad, se hacen sin ningún rigor, cuyos papeles pueden tener contaminantes de plomo, cosa que los editores e impresores legalizados, estamos siempre preocupados de cumplir con las normas obligatorias de la producción de textos”.

“Los piratas -agregó Infante- eligen lo que ya está elegido por el mercado, aquello que ya fue un éxito, de modo que todo el trabajo del editor está absolutamente desbaratado cuando alguien toma lo mejor de lo que ya tuvo éxito y lo hace a mitad de precio, beneficiándose de estas leyes relajadas”.

El presidente de la Cámara del Libro dijo que “las penalidades son más altas cuando hay reincidencia, pero estas bandas organizadas se cuidan de que los reincidentes no sean siempre los mismos. Y al final, esto se transforma en multas, y mientras los jueces no apliquen el máximo rigor o se legisle nuevamente sobre la propiedad intelectual, Chile será mirado, como es mirado en este minuto a nivel de los editores, como un país donde hay una tolerancia excesiva a la piratería”.

Respecto, a cómo se podrían abaratar los costos de los libros, Infante dijo que una de las modalidades “sería la supresión del Impuesto al Valor Agregado (IVA) (…) La respuesta económica se ha intentado dar siempre, hay ediciones de bolsillo que abaratan un poco, pero el pirata siempre trabaja con algunas ventajas que es la de no pagar absolutamente nada y trabajar con materiales de mala calidad”.

“Como lo decía el representante de la PDI, añadió Infante, el riesgo de las personas que compran pirata es encontrarse de repente con un capítulo de otro libro. Los padres están convencidos de que les van a dar a su hijo el libro que le pide el colegio para preparar una prueba, y el riesgo de que ese libro esté mal hecho es muy alto y no tendrán el derecho a devolverlo”, expresó el representante de la Cámara Chilena del Libro.

En tanto, el presidente del colectivo de libreros de San Diego con Santa Isabel, donde se realizó el punto de prensa, Juvenal Ayala, dijo que “una de nuestras grandes herramientas para enfrentar el libro pirata es el libro usado o el trueque que nosotros usamos. Si trae dos libros, se le da el que necesita, y tiene un valor 50% menos que el libro nuevo. Ofrecemos una posibilidad de que sin ser vender un libro pirata, tenemos el libro que piden en la lectura complementaria”.

Respecto a cómo reducir los precios de los libros nuevos, Ayala dijo a Agencia UPI, que “creo que editoriales como Alfaguara, a la cual represento en muchas ferias, deberían confeccionar ediciones más económicas. ¿Cómo lo pueden hacer?, produciendo libros con menos color, etcétera, y ofrecer un libro, que vale actualmente 7 mil pesos, en 5 mil pesos, hay allí una posibilidad y no van a perder mucho”, finalizó.