Un panel de evaluación formado tras las revelaciones de los controvertidos programas de espionaje del gobierno de Estados Unidos llamó el miércoles a realizar una amplia revisión de las prácticas de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por siglas en inglés), aunque manteniendo su capacidad operativa.

El panel, de cinco miembros y conformado por el presidente Barack Obama, elaboró 46 recomendaciones incluyendo las reformas de una corte secreta de seguridad nacional y poner fin al almacenamiento de metadatos telefónicos recabados por la NSA. También sugiere mejorar la cooperación en materia de espionaje con los aliados de Estados Unidos.

El informe de 308 páginas presentado la semana pasada a la Casa Blanca y lanzado públicamente este miércoles, dice que el gobierno estadounidense tiene que adoptar “pasos significativos” para equilibrar los intereses de la seguridad nacional y el trabajo de inteligencia con la vida privada de los ciudadanos y con la “protección de la democracia, las libertades civiles y el imperio de la ley”.

Obama encargó el informe al panel de revisión a principios de este año a raíz de las revelaciones explosivas divulgadas por el excontratista de inteligencia norteamericano Edward Snowden sobre el alcance impresionante de las operaciones de la NSA. Snowden está hoy prófugo de la justicia estadounidense refugiado en Rusia, aunque ya ofreció a Brasil información a cambio de su asilo.

“Llegamos a la conclusión de que algunas de las autoridades cuya jurisdicción fue ampliada o que fueron creadas a partir del (los atentados) 11 de setiembre sacrificaron indebidamente los intereses fundamentales de la libertad individual, la intimidad personal y la gobernabilidad democrática”, se indicó.

Un “mejor equilibrio” entre seguridad y libertad

El panel dijo que espera que sus recomendaciones “logren un mejor equilibrio entre los intereses en conflicto a fin de proveer una defensa común y garantizar ‘los beneficios de la Libertad para nosotros mismos y para nuestros descendientes’”.

La junta de revisión evitó llamar a mantenerse completamente alejada de inteligencia directa sobre líderes extranjeros, pero dijo que cualquier tipo de vigilancia debe basarse en amenazas a la seguridad reales y ser aprobada al más alto nivel de gobierno.

En ese sentido se pidió que se tomen “pasos significativos” con el fin de “proteger la privacidad de los ciudadanos” no estadounidenses y urgió a una cooperación mayor con los países aliados para evitar asperezas diplomáticas.

“Este proceso debe identificar tanto los usos como los límites de la vigilancia a líderes extranjeros y naciones extranjeras”, sostuvo el informe.

Además, los expertos dijeron que las recomendaciones no necesariamente significarán una vuelta atrás en la recopilación de material de inteligencia, pero que la vigilancia debe regirse por normas y depender de responsables políticos de alto nivel.

“En una sociedad libre, los funcionarios públicos no deben participar en la vigilancia con el fin de castigar a sus enemigos políticos, para restringir la libertad de expresión o de religión; para suprimir la crítica y las disidencias legítimas; para ayudar a sus empresas o industrias preferidas, para proporcionar a las empresas nacionales una ventaja competitiva injusta, o beneficiar o castigar a miembros de grupos definidos en términos de religión, etnia, raza y género”, dijo el informe.

Una de las recomendaciones principales es reformar la ley que permite a la NSA mantener los registros telefónicos de millones de llamadas, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos.

“En nuestra opinión, el almacenamiento actual por el gobierno de los metadatos a granel crea riesgos potenciales para la confianza del público, a la intimidad personal y la libertad civil”, señala el informe.

Richard Clarke, exasesor antiterrorista de la Casa Blanca y también miembro de la junta de revisión, dijo en una rueda de prensa de los integrantes del panel que “no estamos diciendo que la lucha contra el terrorismo haya terminado.”

Clarke también señaló que hubo “mecanismos que deben ser más transparentes, que deben tener una visión más independiente” y citó la necesidad de “darle al público un sentido de confiabilidad que vaya más allá de lo que va hoy”.