Rusia y las potencias occidentales se enfrentaron con dureza el lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU por la responsabilidad de los ataques con armas químicas en Siria, tras la publicación del informe final de los inspectores de Naciones Unidas que estuvieron en el país.

En el inicio del debate, el embajador ruso ante la ONU, Vitali Tchourkine, afirmó que el ataque del 21 de agosto cerca de Damasco podría haber sido cometido por la oposición para provocar una intervención de Estados Unidos en Siria.

“Una provocación a gran escala fue orquestada el 21 de agosto”, declaró, acusando a Washington de haber intentando “manipular la opinión pública”. Según él, el hecho de que el informe mencione a soldados sirios entre las víctimas de un probable ataque químico en Jan al Asal (cerca de Alepo, norte) tiende a “probar que no es el gobierno sirio el que ha utilizado las armas”.

Según diplomáticos, la embajadora de Estados Unidos ante el organismo, Samantha Power, negó enérgicamente los argumentos de su par ruso, repitiendo que Washington había “concluido que la oposición no había utilizado armas químicas”. Power atribuyó el incidente de Jan al Asal a una posible falsa maniobra de la armada siria que habría disparado armas químicas contra sus propias tropas.

También de acuerdo a los diplomáticos, el embajador británico Mark Lyall acusó a Moscú de querer crear confusión, en tanto la participación de Damasco en la masacre del 21 de agosto es “evidente”.

El informe final de los inspectores de la ONU, publicado el jueves, concluye que en Siria hubo un uso probable o certero de armas químicas en cinco instancias durante el conflicto. Sin embargo, no designa a los responsables, punto que no estaba contenido en el mandato.