El arma experimental, denominada High Energy Laser Mobile Demonstrator (HEL MD, por sus siglas en inglés), forma parte de un programa de Boeing para el Pentágono. Según las fuentes, aunque las pruebas fueron exitosas, es posible que el láser no esté operativo hasta 2022 si el Ejército decide finalmente comprar el sistema.

El arma está diseñada para proteger bases lejanas de fuego de mortero, artillería o misiles. Este tipo de ataques eran frecuentes contra las bases de avanzadilla en Irak y Afganistán en la pasada década.

El láser utilizado en el test este mes tiene una potencia de 10 kilovatios (kW), pero en las siguientes pruebas se utilizará un láser más potente, de 50 kW, y por último uno de 100 kW, explicaron.

En la prueba de White Sands se dispararon rondas de mortero de 60mm, que tiene un alcance de entre 1.800 y 2.700 metros.

Sin dar muchos detalles, las fuentes indicaron que el láser tuvo un “éxito significativo” contra las rondas de mortero y varios drones.

“El sistema es capaz de detectar rápidamente con el radar esos pequeños objetivos y apuntar el haz del láser del tamaño de una moneda y destruir el objetivo mientras está en vuelo”, explicó Mike Rim, segundo director del programa en Boeing.

Una versión más avanzada del arma estará eventualmente disponible para derribar objetivos en movimiento mucho más rápidos que las rondas de mortero, como los misiles de crucero, según fuentes militares.

El Pentágono ha invertido en una variedad de armas láser en los últimos años con resultados variables.

La Armada tiene previsto equipar en 2014 el destructor USS Ponce y convertirlo en una “base flotante” con un láser capaz de destruir pequeños barcos o drones de vigilancia.