Hubo cita en Varsovia para encarar el cambio mundial del clima, pero ¿a quien interesa esta nueva Cumbre? La reunión, con asistencia representativa de 195 países y bajo el paraguas de Naciones Unidas, terminó sin pena ni gloria. En el 2015 y en Paris se firmará un pacto mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La situación del drástico y rápido cambio climático amenaza a la Tierra y en palabras simples, podría liquidar, sin retorno, a nuestra arrogante civilización.

En Europa aumenta la preocupación por “lo ecológico”, pero también aumenta la despreocupación ciudadana sobre todo en países del sur, como España y Portugal, donde nadie repara en el abismo.

Las concentraciones en la atmósfera de dióxido de carbono y otros gases peligrosos, batieron record en 2012. En el balance próximo del 2013 las cifras serán peores.

Este año se han registrado terribles inundaciones en Alemania, Austria, Suiza y Polonia. Los desbordes de grandes ríos, Elba y Danubio entre otros, resultan un contraste con las sequías que han dañado a Brasil y a una buena parte de América del Sur, donde desde 1979 la lluvia ha desaparecido.

En otras zonas, Filipinas sin ir más lejos, el reciente tifón Haiyán destruyó parte del país dejando miles de cadáveres. Los científicos claman al cielo y nadie atiende. El desastre del clima es por culpa de los humanos, o sea nosotros. Tal como están las cosas muy pronto podríamos llegar a un punto sin retorno.

La Unión Europea, junto con Estados Unidos, China, Rusia y la India, encabezan la lista de los grandes contaminadores. En la cita de Polonia, otros dos países, Australia y Japón, dijeron que ya no estaban en condiciones de reducir sus gases que oprimen a la Tierra.

El rosario de calamidades ya presentes más otras anunciadas es interminable: se derriten los glaciares, sube el nivel de los océanos, crece la acidificación de las aguas marinas, la Amazonía está en las cuerdas. La deforestación de ese bosque tropical, el más grande del mundo, aumentó ¡un 28%! los doce últimos meses.

El desastre climático deja la tendalada en países más pobres. Decaen cosechas y se reduce la comida, aparece el hambre y se multiplica esa feroz desolación que vemos cómodamente sentados ante la TV, en el living.

Los números abruman. La Tierra se acercaría a una inimaginable extinción, palabra temible.

En el registro científico se suele mencionar a cinco grandes extinciones habidas en los últimos 500 millones de años. La más grave ocurrió hace unos 245 millones donde perecieron el 95% de animales y plantas. La última fue, como se sabe, hace 65 millones de años, cuando los dinosaurios nos dijeron adiós.

¿Y ahora, qué?

En Europa los gobiernos y sus políticos hablan de economía, sobornos, inmigración, cesantía, racismo, apoyo a los bancos y restricciones para los que trabajan de sol a sol. Allá en Chile, los temas son parecidos más el del verano que viene y esa curiosa alegría de quienes perdieron en las elecciones del 17 de noviembre y las penurias de los que ganaron.

Pero, ojo, el cambio climático también tiene en las cuerdas al Chile lindo. Sin embargo el tema, más allá de las palabras vacías, no le quita el sueño a nadie.

¿Estaremos, también, en la lista de países más vulnerables? Por cierto que sí. Aunque los buenos corazones inflados de fe patriotera neo liberal no lo puedan creer, debemos poner, sin mas, el nombre de nuestro largo y angosto territorio junto a México, Guatemala, Perú, Mozambique, Burkina Faso, Etiopía, Nepal, Bangladesh, Kenia, Gambia, Bután o Micronesia. Países todos en capilla. Regiones de inevitables desgracias donde, como siempre, los débiles y más pobres “pagarán el pato”.

Crónicas de la actualidad europea cuyo autor, Oscar Vega, reside en Portugal. Periodista y escritor, se inició en 1956 en el vespertino Crónica de Concepción. Ha trabajado, entre otros medios, en los diarios La Discusión, Clarín, La Nación, Fortín Mapocho, La Epoca y en revistas como “Hechos Mundiales” y “Cauce” de Chile y “Límite Sur”, de Méjico. Igualmente, entre otras emisoras, Magallanes, Minería, Cooperativa (1960-1970) y radio Berlín Internacional (1980-1990) Su último libro, “Música para dos”, fue publicado el 2012 por editorial Lom.