El mediocampista chileno del Basilea de Suiza Marcelo Díaz, no podrá ver acción en las canchas hasta el comienzo del próximo año tras su lesión vivida por la selección nacional.

Recordemos que Díaz ingresó como titular ante Brasil, pero debió abandonar tempranamente el terreno de juego al resentirse en un cadera, molestia que arrastraba desde el primer partido de la ‘mini-gira’ frente a los ingleses en Wembley.

“El primer golpe que recibí fue un rodillazo en el duelo contra Inglaterra. En ese momento no podía respirar, no podía correr ni hacer nada. Seguí jugando y pude aguantar los 90 minutos”, reveló el seleccionado en entrevista con la versión en papel de El Mercurio.

“Después, en el minuto 2 contra Brasil, fui a chocar con el delantero de ellos para que no saltara a cabecear, le pegué muy fuerte con el mismo lado del cuerpo, pero esta vez como que me daban calambres, como que el nervio se me recogía completo, era una sensación bien rara y dolorosa”, agregó el futbolista.

Con el paso de las horas y los días, se confirmaría que el volante habría sufrido una fractura costal en el juego contra los británicos, lo que se habría acrecentado en el encuentro con los ‘cariocas’.

En el mismo sentido, al ser consultado por qué decidió jestar presente contra el ‘Scratch’ si no se encontraba al cien por ciento Díaz explicó que “quería jugar. No me gusta perderme este tipo de partidos. Aparte me sentía mejor de como había terminado con Inglaterra”.

Eso sí, llama la atención que el cuerpo médico del representativo chileno no pudo advertir que lo del ex jugador azul era una situación de cuidado, pero más aún otra revelación del deportista al medio antes citado.

Y es que el futbolista confidenció que se realizó chequeos médicos antes del cotejo con los pentacampeones del mundo para comprobar que estaba en condiciones, pues, pese a que quería jugar, tenía -internamente- algunos reparos. Sin embargo, Díaz aseguró que “la clínica donde fui era más bien amateur”.

“Era horrible y sólo me hicieron ultrasonido y rayos x, que arrojaron que no tenía nada. Pero por el dolor que yo sentía, sabía que tenía algo. Ellos dijeron que no había hematoma o golpe siendo que el día viernes había recibido el rodillazo directo a la costilla y era imposible que no tuviera nada”, sentenció.

Finalmente, con tristeza, el medicampista que milita en Suiza sostuvo que “estoy mal, sentado en el sillón, viendo tele y sin hacer nada más… tengo una fractura en la costilla izquierda número 10. Se me acabó el año”.