Una aplastante mayoría del concejo municipal de Toronto le quitó al alcalde, Rob Ford, todos sus poderes tras los excesos de éste con el crack y el alcohol, que le valieron las burlas del mundo entero.

Impedido legalmente de destituirlo, los legisladores municipales iniciaron el viernes un procedimiento maratónico para quitarle todas sus prerrogativas a través de sucesivas mociones.

“Hay que levantar cortafuegos alrededor del alcalde”, explicó a la prensa la concejal Janet Davis.

“No tiene más legitimidad. Cada vez que se expresa, nos avergüenza un poco más”, agregó, después de que Ford pronunciara el jueves palabras groseras y obscenas para defenderse de las acusaciones según las cuales habría invitado a prostitutas a su oficina de la alcaldía.

Decidido a mantenerse en el cargo hasta las próximas elecciones municipales en octubre de 2014, Ford, que no es objeto de ninguna acusación concreta por parte de las autoridades, advirtió a los ediles que él no tendría “otra opción que demandarlos ante los tribunales”, destacando que cualquier proceso judicial se traduciría “en más gastos para los contribuyentes”.

Rob Ford se presenta como el defensor de los contribuyentes de la ciudad e intenta inútilmente advertir a su concejo municipal que cualquier proceso judicial en su contra será largo y costoso.

Los ediles ignoraron esas amenazas y aprobaron por 39 votos contra tres (entre ellos el del propio alcalde y el de su hermano) una moción que transfiere al número dos de la alcaldía, Norm Kelly, el poder de designar a los presidentes de las diferentes comisiones, además de prohibirle reemplazar a su adjunto.

Posteriormente, el concejo trasladó a Kelly, por 41 votos contra dos, la autoridad para gestionar la cuarta ciudad más grande de América del Norte en caso de emergencia.

A su salida, Norm Kelly se congratuló de la actitud del alcalde Ford, que “dio pruebas de humildad”, conducta apreciada por sus colegas y que contrasta con la mantenida el día anterior en los pasillos del ayuntamiento.

Intervención poco probable del gobierno

Los ediles deben reunirse el lunes para estudiar una propuesta que permitiría a Kelly reemplazar a Ford al frente del comité ejecutivo de la ciudad y que permitiría además reducir el presupuesto de la oficina del alcalde.

Las mociones ya aprobadas y las previstas buscan “controlar al alcalde para que no empañe más la reputación del concejo y de la ciudad”, explicó el edil John Fillion.

“No podemos controlar su comportamiento, pero podemos, en cambio, garantizar que los asuntos de la ciudad prosigan normalmente, o tal vez mejor que habitualmente”, agregó.

El concejo había votado el miércoles por una gran mayoría a favor de una moción que le solicitaba a Ford que se tomara unas vacaciones temporales para “resolver sus problemas personales”, pero el alcalde rechazó el pedido.

La primera ministra de la provincia de Ontario, de la que Toronto es capital, Kathleen Wynne, celebró este viernes la adopción de mociones para desproveer a Ford de varias de sus prerrogativas. En estas acciones vio una prueba de que el “consejo está decidido a hacer su trabajo”, lo que, en su opinión, elimina toda la necesidad de intervención por parte del gobierno de la provincia.

La víspera Wynne había abierto la puerta a una acción de su gobierno para destituir al alcalde, pero solamente si el consejo municipal exprimía claramente la necesidad de hacerlo.

Tal iniciativa sería, sin embargo, larga y complicada y exigiría la aprobación de una ley especial, que difícilmente esté al alcance del gobierno liberal de Ontario, minoritario en la asamblea legislativa de la provincia.

El caso, que se inició en mayo con las revelaciones de la prensa, no deja de ser objeto de tratamiento de los grandes medios, sobre todo de los programas de humor en Estados Unidos después de que la Policía confirmara hace dos semanas la existencia de un video en el que Ford aparecía fumando lo que parece ser crack.