La polémica entre los candidatos presidenciales Evelyn Matthei y Franco Parisi puede servir para poner condimento a estas elecciones, pero también, corre el riesgo de terminar en nada.

Este litigio, por el contrario, podría servir para exigir a todos los candidatos mayor transparencia y que se hagan cargo, responsablemente, de su pasado.

No se trata sólo de Parisi, sino de todos los candidatos. Presidenciales, parlamentarios y los Cores.

Se trata de una oportunidad. Porque si la política está desprestigiada es, sobre todo, por la sensación de impunidad que emana de ella. Porque muchas autoridades actúan cómo les viene en gana, no se hacen cargo de sus dichos o sus actos.

Olvidan que el soberano es el pueblo, y que las autoridades son simples servidores de ese pueblo, que los elige por sus capacidades, pero también por su honestidad y coherencia.

Por eso las autoridades que van a la reelección tienen el deber de contestar por sus desempeños anteriores. Por eso los que se incorporan a la política no pueden pretender que su historial en el mundo civil no esté en el escrutinio público.

¿Lo tendrán claro todos los candidatos? ¿O hay algunos que creen que la función pública no es otra cosa, al final, que un nuevo negocio privado?