Enrique Orellana reiteró su inocencia tras conocerse el fallo judicial que lo absolvió de los cargos de violación en contra de sus tres hijas entre el 2009 y el año 2010, cuando las niñas tenían 3, 4 y 9 años de edad.

“Por fin se ha demostrado mi inocencia”, señaló el ejecutivo del Banco Central, que había sido suspendido temporalmente de sus funciones mientras se desarrollaba el juicio.

“Tengo mucha pena, mis hijas siguen estando sometidas a una tortura con su madre”, además agregó que a ellas el daño que le hicieron “es irreparable”.

Sostuvo que desde el primer día defendió su inocencia e incluso supo de la acusación en su contra cuando estaba en el extranjero, donde no dudó en regresar a Chile.

Con un rostro cansado, pero muy satisfecho manifestó que “se ha demostrado mi inocencia” y aseguró que a pesar de todo “nunca he dejado de querer a mis hijas”.

Cuando se le consultó si pedirá la tuición de ellas, indicó que no han pensado algo así y recordó que “todo comenzó cuando me enamoré de otra mujer y ella (ex esposa) no fue capaz de aceptar”.

Finalmente recalcó que “esto no termina, mis hijas siguen estando sometidas a una tortura de su madre”, señaló al retirarse del Tribunal.