Veintiseis personas murieron y 116 activistas fueron detenidos en Irak este martes, informaron fuentes médicas y militares, mientras las fuerzas de seguridad realizan operaciones masivas para tratar de que cese la violencia.

El primer ministro, Nuri al Maliki, se comprometió a continuar esta campaña en un momento en que el balance de la violencia ya ha superado los 3.500 muertos desde el inicio de 2013, según cálculos de la AFP.

Dos explosiones, en un mercado de ganado y en una comisaría en el norte de Bagdad, causaron tres muertos, entre ellos un policía, y nueve heridos, según fuentes de seguridad y médicas.

En el sur de la capital explotaron seis coches bomba, dejando siete muertos, entre ellos un policía, y 98 heridos.

Por otra parte, 16 insurgentes murieron en dos ataques diferentes.

De los 16 insurgentes muertos, nueve fallecieron en la explosión de una bomba al sur de la ciudad de Kirkuk. Entre las víctimas, sospechosas de estar relacionadas con Al Qaida, estaban un kurdo y un turcomano, según un responsable de seguridad.

La bomba habría sido puesta por un grupo sunita, Ansar al Sunna, en venganza por un ataque contra algunos de sus combatientes.

Lo otros siete insurgentes muertos el martes fueron abatidos por las fuerzas de seguridad en el norte de Bagdad.

Un general anunció que 116 activistas fueron detenidos, entre ellos decenas de combatientes relacionados con Al Qaida.