La toma de la Ruta Internacional CH-203 realizada este sábado por los residentes de Pirihueico sacó a la luz los problemas de transporte, salud, trabajo, vivienda y comunicación, entre otros, que afectan a la localidad. Son los olvidados, según sus dirigentes.

“Acá nos sentimos más parte de Argentina que de nuestra nación”. Así justifican el hecho de izar la bandera trasandina en tierras chilenas. Los manifestantes de todas las edades solo quieren que se les entreguen soluciones concretas. Las exigen porque aseguran que están haciendo patria. Una patria que, según ellos, los olvidó.

En temas de salud, la única persona con la que cuentan es la paramédico Elizabeth Castillo. Debido al tema de la embarcación, único medio por el cual pueden transportarse hacia otros sectores de la comuna de Panguipulli, no tienen la libertad de enfermarse en cualquier horario. Si el enfermo se encuentra grave, la única opción es llevarlo hasta Argentina. A lo anterior se suma que solo cuentan con un furgón que hace las labores de ambulancia.

La escuela rural de Pirihueico es particular subvencionada. El presidente del Centro de Padres, Óscar Valdebenito, manifestó su descontento por las pocas opciones para los niños del sector.

Muchos estudian hasta sexto básico, debido a que la educación en la escuela solo se imparte hasta ese curso. De ahí las alternativas se cierran: desertar y quedarse en Pirihueico. Los niños no conocen nada más después del colegio, y el trabajo es el aserradero del lugar.

Otro de los temas denunciados por los vecinos es el relativo a las viviendas. En la localidad no existen las posibilidades de acceder a una casa propia, según denuncia el vecino Rodrigo Pérez.

Incluso a la hora de sepultar a sus muertos se les presentan complicaciones. María Angélica, una de las residentes, recuerda que su esposo debió morir en Argentina esperando el paso de una lancha.

Sin duda la vida para los vecinos de Pirihueico no es fácil, más aún si se piensa en que la compra de víveres presenta una alta complejidad para ellos. Según las denuncias de los propios vecinos, quienes están a cargo de barcaza “Hua Hum” les dan una mala atención y privilegiarían, al menos en temporada estival, a los turistas. Muchas veces los residentes quedan abandonados en Puerto Fuy, a la espera de tener suerte para su traslado.

Acusan además un excesivo precio para ellos a la hora de trasladarse, aún cuando es el único medio para acceder a otros sectores de la comuna.

Es la vida de los más despatriados de Chile, como se autodenominan. Solo queda esperar que las autoridades regionales se reúnan con los vecinos tal como se acordó tras la toma realizada el pasado sábado para así escuchar las demandas de los propios afectados e intentar mejorar algunos de los tantos temas en que consideran sentirse en el abandono.

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