Al menos 100.191 personas, en su mayoría civiles, murieron en Siria desde el comienzo de la contestación popular contra el régimen del presidente Bashar al Asad que se transformó en una guerra civil tras ser reprimida duramente, informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

Este balance incluye 36.661 civiles, 18.072 combatientes rebeldes y 25.407 miembros de las fuerzas gubernamentales, entre otros, afirmó esta ONG que obtiene la información de una red de activistas y de fuentes médicas y militares en el país.

El número de muertos fue calculado hasta el 24 de junio.

Entre los civiles figuran 3.330 mujeres y también 5.144 niños menores de 16 años.

La cifra de rebeldes muertos incluye 13.539 civiles que tomaron las armas, 2.518 combatientes extranjeros, en su mayoría yihadistas, y 2.015 desertores.

Las tropas del régimen cuentan con la ayuda de milicias, que perdieron a 17.311 miembros, y de combatientes del Hezbolá, un poderoso movimiento armado chiita libanés, de los cuales 169 perdieron la vida en la guerra.

La ONG registra asimismo 2.571 cuerpos no identificados y afirma que se desconoce la suerte que corrieron más de 10.000 detenidos y cientos de soldados capturados por los insurgentes.