China concluyó con éxito su más larga misión tripulada en el Espacio tras el regreso a Tierra el miércoles de tres “taikonautas” de la nave Shenzou X, calificada de inmediato por Pekín de “importante victoria de etapa” hacia la realización de una estación espacial permanente china en 2020.

Shenzhou X, que transportaba a dos hombres y una mujer astronautas, aterrizó a las 08:07 locales en la hierba de la estepa en Mongolia interior, tras 15 días en órbita alrededor de la Tierra, nueva etapa del ambicioso programa de conquista espacial china.

Lanzado el 11 de junio por el cohete Larga Marcha desde la base de Jiuquan, en el desierto de Gobi, la “nave divina” Shenzhou X estuvo 15 días en órbita en torno a nuestro planeta, donde se acopló dos veces con el módulo Tiangong (“Palacio celeste”). Se trató del quinto vuelo espacial chino.

A las 9:31 locales el comandante de a bordo, el general de aviación Nie Haisheng, fue el primero de los tres astronautas en salir de la cápsula, apoyándose en técnicos y saludando a las cámaras con una sonrisa, según imágenes retransmitidas en directo por la televisión nacional.

Wang Yaping, la segunda china en ser enviada al Espacio, salió después de la pequeña cápsula, seguida de Zhang Xiaoguang, el tercer “taikonauta”.

El programa espacial chino está fuertemente mediatizado.

La semana pasada, la sonriente Wang Yaping dio un curso de física televisado a niños chinos, mostrándoles el comportamiento de diversos objetos en una situación de ingravidez.

El presidente chino Xi Jinping fue a su vez filmado hablando por teléfono con los tres astronautas.

“El sueño espacial forma parte del sueño para hacer más fuerte a China”, declaró en esta ocasión. La expresión “sueño chino” es su preferida, y sucede a la “sociedad armoniosa” de su predecesor Hu Jintao.

China, que envió su primer hombre al Espacio en 2003, logró en noviembre de 2011 el primer acoplamiento de dos naves espaciales -entonces no tripuladas- Shenzhou VIII y Tiangong 1, a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora y a una altura de 343 kilómetros por encima de la Tierra.

China enviará “en torno a 2015″ un segundo laboratorio espacial, declaró el miércoles el director de programa de vuelos habitados chinos, Wang Zhaoyao, citado por la agencia Xinhua.

Paralelamente a su programa de vuelos habitados, China ha emprendido un programa de exploración de la Luna, y sueña con convertirse en el tercer país en enviar hombres a este satélite.

La conquista del espacio es percibida en China como el símbolo de la nueva potencia del país y de las ambiciones del Partido comunista (PCC) en el poder.

A diferencia de Europa o de Japón, que dependen de los estadounidenses o de los rusos para sus vuelos espaciales, China “no depende de otros países para sus capacidades fundamentales”, destaca Morris Jones, un experto australiano de asuntos espaciales chinos.

Para llevar a cabo sus ambiciones, China va a dotarse de dos nuevos lanzadores en 2015. El más pesado, Larga Marcha 5, podrá colocar una carga de 20 toneladas en órbita baja y servirá para abastecer a la futura estación espacial china.