Durante la mañana del lunes, en un discurso consistorial pronunciado en el Vaticano, el papa Benedicto XVI anunció que renunciará a su cargo a partir del 28 de febrero, debido a que ya no tiene fuerzas para seguir adelante.

La noticia rápidamente recorrió las agencias mundiales, impactando a la comunidad religiosa a lo largo del planeta, en especial porque la situación se da luego de que el Vaticano quedase en la mira por los escándalos tras la filtración de documentos confidenciales de la Santa Sede, y por los constantes casos de pedofilia que afectaron a miembros de la Iglesia Católica.

“Los he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicarles una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, señaló el papa en su discurso.

“Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también, y en no menor grado, sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”, agregó.

“Queridísimos hermanos, les doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que han llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria”, sentenció el octogenario cabecilla de la Iglesia.

Con estas palabras, Benedicto XVI dio a conocer que renunciará al ministerio a las 20:00 horas del 28 de febrero de 2013, convirtiéndose en el séptimo papa de la historia en renunciar, sumándose a nombres como Benedicto IX (1033 -1045), Gregorio VI (1045-1046), Celesitno V (1294) y Gregorio XII (1406 – 1415), entre otros.

Para expresar su sorpresa ante el anuncio de la renuncia, el decano de los cardenales, Monseñor Angelo Sodano, habló de un “trueno en un cielo sereno”. Asimismo el jefe del gobierno italiano saliente, Mario Monti, dijo estar “muy afectado” por el anuncio. A pesar de lo sorpresiva que parezca esta noticia, en un libro de entrevistas de 2010 el papa ya había hablado de la posibilidad de renunciar en caso de que no estuviera en condiciones de continuar.

Joseph Aloisius Ratzinger actualmente tiene 85 años, y fue elegido en 2005 como el papa nº 265, sucediendo al carismático Juan Pablo II, quien ejerció como cabeza de la Iglesia Católica hasta su muerte.