Una insólita situación vive la dueña de un gato en Talcahuano, tras ser notificada por la Seremi de Salud de una resolución que la obliga a deshacerse de su mascota. La medida se funda en los supuestos malos olores que generaría el animal y que fueron constatados en tres fiscalizaciones de la autoridad sanitaria al domicilio de la mujer.

De esta noticia se podría desprender que la Secretaría Regional Ministerial de Salud del Bío Bío dispone de tal cantidad de recursos que le permiten atender cualquier tipo de reclamo, por más o menos relevancia que tenga. Los más mal pensados seguramente pensarán en tráfico de influencias, con denunciantes que pudieran gozar de acceso privilegiado a algunas autoridades.

De otra manera cuesta entender que la autoridad sanitaria enviara al sector Higueras -en tres oportunidades- a dos funcionarios para determinar si efectivamente los olores denunciados presuntamente por vecinos provenían o no de la casa de Trinidad Martínez Cares, la dueña de Jemimo -un felino de 5 años-.

El hecho, que podría parecer jocoso o anecdótico, tiene a esta residente chorera angustiada, reconociendo incluso que la preocupación se ha traducido en una baja de peso.

Trinidad ignora cómo se gestó la fiscalización, pues el personal de Salud no le confirmó que detrás hubiera algún reclamo de vecinos, aunque eso es lo que ella sospecha.

Pero lo peor no fueron las visitas. Al día siguiente de Navidad, le fue notificada a la mujer la resolución exenta 3959 de la Seremi de Salud.

A pesar de que la drástica e inédita medida no se ha concretado, la incertidumbre y el temor a que cualquier día lleguen funcionarios de Salud para quitarle a Jemimo obligó a que Trinidad Martínez acudiera con su abogado Carlos Samur a tribunales.

La acción legal fue ya acogida a trámite por el tribunal de alzada, ordenándose a la Seremi de Salud enviar los antecedentes del caso. Además, este miércoles el abogado Samur y su cliente pidieron a la Corte dictar una orden de no innovar que paralice los efectos de la resolución exenta y eliminar así -al menos temporalmente- la amenaza de que Trinidad pierda a su gato.