Una propuesta en forma de broma lanzada por el premio Nobel de Economía Paul Krugman para resolver el problema del techo de la deuda, acuñar una moneda de un billón de dólares, suscitó una tormenta en Estados Unidos.

Los legisladores republicanos en el Congreso presentaron el martes un pedido para oponerse a esta idea que circula desde hace meses y de la que Krugman se hizo eco el lunes en una columna de opinión en The New York Times.

“¿Debería el presidente (Barack) Obama acuñar una moneda de un billón de dólares en el caso de que los republicanos intenten obligar a Estados Unidos a caer en default? Obviamente que sí”, escribió el premio Nobel de Economía.

Los republicanos piden a sus partidarios que hagan saber a Obama que “el problema son los gastos” públicos.

Una petición opuesta, divulgada en el sitio de internet de la Casa Blanca, fue firmada el martes por más de 6.400 personas y exhorta a Obama a pedirle al Tesoro que cree esa moneda, tal como está en condiciones legales de hacer.

La idea sería depositar la susodicha pieza en el Banco Central (Fed) para comprar bonos del Tesoro por un billón de dólares, lo que evitaría al país que se hunda el techo de la deuda.

Para Paul Krugman, esta idea es menos peligrosa que la de obligar al Estado federal a incumplir uno o varios de sus compromisos de pago de más o menos corto plazo, como sucedería en el caso de que el Congreso no llegue a un acuerdo para subir “el límite legal de la deuda”, de 16,394 billones de dólares, que se alcanzó el 1 de enero.

En los hechos el nivel de la deuda del Estado federal no cambiaría en nada con una maniobra semejante, ya que la moneda fiduciaria sigue representando una deuda para el Estado que la emite.

En el verano boreal de 2011 el Congreso estadounidense se decidió a aumentar a último momento el techo legal de la deuda pública, justo a tiempo para evitar que el Estado incumpliera el pago de intereses vencidos, tras un psicodrama político de varios meses que llegó a desencadenar la histeria en los mercados financieros.