Tras la bullada renuncia del ahora ex director de la CIA, David Petraeus, nuevos antecedentes se suman respecto de la relación extramarital que lo forzó a salir del organismo de inteligencia estadounidense.

Curiosamente, Petraeus no fue descubierto por un descuido en su comunicación con Paula Broadwell -su biógrafa y amante- sino tras una acusación por “acoso”, donde el agente habría enviado correos amenazantes contra una mujer.

Durante el proceso, los investigadores rápidamente concluyeron que el caso no valía la pena ya que los correos no eran muy amenazantes y Petraeus apenas aparecía mencionado en ellos, sin embargo fue entonces cuando dieron con los mensajes que lo incriminaron por tener una relación ilícita.

Pero el antecedente más llamativo fue que, hasta entonces, el ex jefe de la CIA había sido en extremo cuidadoso con su correspondencia, al punto de usar una estrategia de células terroristas para evitar que sus correos fueran rastreados: comunicarse mediante borradores de e-mail.

Según describe CNet News, bajo esta modalidad, en vez de enviarse correos el uno al otro, Petraeus y Broadwell crearon cuentas de Gmail privadas, donde dejaban sus mensajes almacenados como borradores (draft). Luego, cada uno ingresaba en la cuenta del otro para leerlos, por lo que en ningún momento los correos salían de sus casillas.

Cabe consignar que Petraeus era conocido por su afición a la tecnología, que lo llevó a tener dos terminales de comunicación en su auto blindado: uno para información confidencial y otro para la Internet.