La Orquesta Sinfónica de Chile, dirigida por el maestro nacional Maximiano Valdés, ofreció este fin de semana un concierto de mucha jerarquía con obras de grandes compositores franceses, en una presentación que significó un verdadero homenaje a estos talentos, entre ellos principalmente, Debussy y Ravel.

El poema sinfónico “Preludio a la Siesta de un Fauno”, considerado “la primera obra maestra” de Claude Debussy, abrió este Concierto, al que siguió una versión de cámara del Réquiem de Maurice Duruflé, con la participación de la Camerata Vocal de la Universidad de Chile, la mezzosoprano Ana Navarro y el barítono Esteban Sepúlveda. En el cierre estuvo la presencia de Maurice Ravel, gran representante de la moderna escuela musical francesa y creador del inmortal “Bolero”, de quien se interpretaron las suites “La tumba de Couperin” y “Daphnis y Chloé”.

A través de las cerca de dos horas de concierto, sólo hubo aplausos y vítores para el director y sus ejecutantes, quienes ofrecieron una presentación redonda, destacando una vez más, la familia de las maderas con sobresaliente labor de flautas, oboes y clarinetes, pero a la vez también, con lucimiento de cuerdas, bronces e instrumentos de percusión.

El Maestro Valdés, quien recientemente dirigió un programa de música chilena con la Orquesta Sinfónica, comentó lo bien que estuvieron los instrumentistas de la Sinfónica, en especial considerando a éste, “ un programa difícil y demandante para la orquesta porque se necesitó un trabajo bastante intenso, especialmente porque la música francesa es de muchos detalles, aunque se trató, ciertamente, de un programa muy bello”.