La cantante costarricense Chavela Vargas murió este domingo a los 93 años en un hospital de México tras una semana internada en el hospital por bronconeumonía, informó María Cortina, amiga cercana y biógrafa de la artista.

“Alrededor de la una de la tarde, hace muy pocos minutos Chavela murió, ella se fue con mucha paz, ella no se quejó, como les había dicho yo todos estos días”, dijo Cortina en las puertas del hospital Inovamex en Cuernavaca, una ciudad ubicada a 90 km de la capital mexicana.

“Silencio, Silencio: A partir de hoy las amarguras volverán a ser amargas…se ha ido la gran dama Chavela Vargas”, apareció en su cuenta de twitter unos minutos después de su muerte.

Chavela Vargas ingresó al hospital luego de haber regresado de un viaje a España, donde hace unos días presentó su disco “La Luna Grande” en homenaje al poeta español Federico García Lorca. En Madrid debió ser hospitalizada para ser sometida a exámenes.

La cantante, nacida en Costa Rica pero mexicana por adopción, había pedido que no le aplicarán procedimientos, como maniobras de resucitación o uso de respiradores, que prolongaran su vida. Dijo que obstaculizaban la trancisión que estaba viviendo.

“Desde anoche tenía problemas muy severos en su respiración, ya no tenía oxígeno que pudiera llegarle”, añadió Cortina quien estuvo al lado de la cantante durante los últimos días y es autora de “Las verdades de Chavela”.

Durante su estancia en el área de terapia intensiva, la artista estuvo consciente y pidió que le trajeran su medallón chamánico, un regalo de los indios huicholes cuando la nombraron chamana y que sólo utilizaba durante sus conciertos.

Los indígenas consideran que los chamanes tienen dones espirituales especiales para predecir el futuro y trascender a la muerte.

Vargas señalo el viernes que no iba a morir “porque soy una chamana y las chamanas no nos morimos”.

En la madrugada del sábado un grupo de admiradores se acercó al hospital para llevarle serenata.

Isabel Vargas Lizano, su nombre real, vivió desde su adolescencia en México donde inició su carrera cantando acompañada de su guitarra en las calles de la capital, donde fue descubierta por el compositor José Alfredo Jiménez.

La intérprete de voz ronca convirtió en clásicos sus versiones de rancheras como “Un mundo raro”, “La Llorona” y “Paloma Negra”, y construyó una vida de leyenda por su relación con el alcohol, su homosexualidad y su amistad con algunas de las figuras relevantes de la cultura mexicana del siglo XX, como los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera.