El mayordomo del Papa quedó este sábado bajo arresto domiciliario tras pasar 53 días en una celda por haber filtrado documentos confidenciales con el fin de “ayudar” al Santo Padre y hacer una Iglesia “más viva”, según sus abogados.

Al término de un nuevo interrogatorio de siete horas este sábado, Paolo Gabriele pudo salir de la pequeña celda del Palacio del Tribunal, detrás de la basílica de San Pedro, donde estuvo detenido desde el 23 de mayo.

“Su detención ya no es necesaria”, declaró a la prensa el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.

Conocido como Paoletto, este romano laico de 46 años con nacionalidad vaticana “residirá con su familia” en el Vaticano, y sus contactos con el exterior estarán estrechamente regulados.

“Puede recibir ayuda médica, espiritual, visitas. Puede asistir a misa acompañado”, prosiguió.

De aquí a principios de agosto como muy tarde, la justicia vaticana decidirá si abre un juicio al mayordomo, agregó el portavoz.

Casado y padre de dos hijos, Paolo Gabriele era uno de los pocos laicos con acceso a los apartamentos del Papa, del que era su sombra.

Está acusado de “robo agravado” por haber sustraído del escritorio de su superior jerárquico, Monseñor Georg Gänswein, secretario particular del Papa, numerosos mensajes, cartas y correos electrónicos altamente confidenciales, algunos dirigidos al mismísimo Joseph Ratzinger, y fotocopiarlos para transmitirlos al exterior del Vaticano.

Desde la detención de Paolo Gabriele, las investigaciones prosiguen a dos niveles: la comisión de tres cardenales, que cuenta con amplios poderes y rinde cuentas directamente al Papa, y la instrucción judicial que debe decidir si abre un juicio al mayordomo.

En este último caso, el mayordomo podría incurrir en una condena de 1 a seis años de cárcel, aunque el Papa puede absolverlo.

“ACTO DE AMOR”

En la misma comparecencia ante la prensa en los locales de Radio Vaticano, uno de los abogados del mayordomo, Carlo Fusco, aseguró que se espera que el caso acabe en los tribunales.

“Paolo ha cooperado completamente desde el inicio, lo que ha permitido esclarecer los actos en los que está implicado”, explicó.

“Las razones que le han llevado a realizar algunos actos son todas de tipo personal. No están vinculadas con razones externas”, aseguró.

“No hay redes, no hay complots internos o externos”, zanjó.

Según la prensa italiana, el mayordomo no ha actuado solo o quizá fue manipulado, y la publicación de muchos documentos confidenciales habría tenido como objetivo provocar la salida del número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, o perjudicar a otros miembros del entorno del Papa.

“Paolo nos ha repetido tanto a nosotros como al juez que siempre ha estado movido por un deseo de ayudar, un acto de amor hacia el Santo Padre”, aseguró el abogado.

Su objetivo es que haya una Iglesia “más viva”, agregó, antes de asegurar que su cliente no ha actuado “por dinero” aunque se encontraba “bajo presión”.

La detención del mayordomo se produjo en plena tormenta ante la constante filtración en la prensa de la existencia de tensiones en el Vaticano, sobre todo en lo que a la transparencia financiera se refiere.

En el libro publicado recientemente “Sua Santita” (“Su Santidad”), que revela numerosos documentos confidenciales, el autor, el periodista italiano Gianluigi Nuzzi, describe, sin nombrarlo, al hombre que originó las filtraciones como alguien de confianza del Papa, pero que desea corregir las numerosas “injusticias” dando a conocer “lo que pasa en el Vaticano”.

El mayordomo es el único acusado en este caso que ha hecho tambalear los cimientos del gobierno de la Iglesia.