El incendio forestal que amenaza desde el domingo el parque nacional del monte Teide, en la isla de Tenerife (islas Canarias), sigue sin control tras afectar a unas 3.000 hectáreas y preocupa que pueda llegar a zonas pobladas, constató una periodista de la AFP.

El fuego declarado en el sur de la isla de Tenerife mantiene este martes su virulencia, favorecido por el viento y las altas temperaturas, mientras preocupa un frente que avanza hacia el este, sobre el que se está actuando para evitar que pueda llegar a zonas pobladas.

Los bomberos y agentes forestales temen que pueda llegar a unas zonas de barrancos, donde la orografía del terreno y la vegetación harían prácticamente incontrolable el fuego, según la misma fuente.

Simúltaneamente, los efectivos contraincendio siguen luchando por evitar que otro frente penetre en el parque del Teide, cuyos accesos han sido todos cortados.

El parque nacional del Teide, importante enclave natural, recibe su nombre del monte homónimo, un volcán que es el punto más alto de España, a más de 3.700 metros.

El incendio afecta a un “perímetro de entre 2.800 y 3.000 hectáreas de las que se habrían quemado un 50%”, precisó una portavoz del servicio de emergencias canario.

Unas 64 personas permanecen fuera de sus casas después que el lunes hubieran sido evacuadas unas 90 de los municipios de Adeje y Tijoco Alto.

Unos 800 efectivos están luchando contra este incendio, apoyados por 5 helicópteros y tres hidroaviones que llegaron este martes desde la Península Ibérica para ayudar en las tareas de extinción.

Otros cuatro helicópteros, dos de ellos desviados desde el incendio de Tenerife, y unas 300 personas trabajan por su parte en otra isla, La Palma, en la extinción de otro fuego “que afecta a un perímetro de 500 hectáreas” en el municipio de El Paso, según la portavoz de emergencias.

Este incendio que también está sin control ha obligado a la evacuación desde el lunes de unas 160 personas de las localidades de La Juliana, Piedra Blanca, Moradita y Tacande.

Los incendios forestales son particularmente numerosos este año en España, que vivió su invierno más seco desde hace 70 años.

El más grave de los registrados este año devastó, en julio, unas 50.000 hectáreas en la región de Valencia, este de España.