Supongamos que si estás leyendo esto tienes una consola de videjuegos, una portátil o bien un computador con las prestaciones para correr algunos de los títulos más demandante. Te habrás enfrentado varias veces a esta situación:

Quiero este juego/consola/tarjeta gráfica,etc y no tengo tanta plata.

Si comparamos con los últimos 20 años, ser gamer se ha vuelto un poco más barato, pero sigue siendo un hobby que demanda bastante a la billetera si queremos tener acceso a los últimos estrenos o a la última experiencia online.

Sin duda no estamos a la altura de 1996, cuando era pequeño y pedí que me compraran Super Street Fighter II para Super Nintendo, y después supe que el regalo costó sobre 50 mil pesos. Hoy por hoy un juego de consola recién salido está en la órbita de los 29 ó 36 mil pesos en las tiendas especializadas.

Pero en esta etapa de bisagra en donde estamos, entre el medio del medio físico y la distribución digital, pagar precio full por un juego es casi una tontera, considerando que en algunos meses el título nuevo valdrá desde 20% a 40% menos o bien saldrá una edición especial que traerá la experiencia completa por menos dinero (Capcom y EA son los principales culpables).

¿Qué nos queda? Si durante la época de PlayStation 1 y 2 la piratería era pan de cada día, el valor agregado que tienen las consolas sin modificar en esta generación es muy atractivo, han logrado ser verdaderos centros de entretención con acceso a catálogos que van desde lo retro, hasta juegos de retail por precios muy convenientes. Para que hablar de perder el acceso a jugar online, el gran componente de la penetración de esta generación de entretenimiento en muchos hogares especialmente en Chile.

El mercado de los títulos usados debe ser una de las formas más simples de sentirse estafado, tiendas especializadas, videoclubes y otras empresas tienen un sistema de depreciación de los juegos, tan perverso que parece que fue diseñado por Bernie Maddoff o algunas tiendas de retail que vale la pena olvidar. El acto de sacarle el celofán a digamos una caja de Street Fighter X Tekken, convierte un disco comprado en 35 mil pesos en 16 mil o menos. Sin anestesia.

Los sitios de Remate Online son lo más parecido a una ruleta rusa. Se pueden encontrar grandes ofertas por algunos juegos, pero en la otra vereda si quieres vender algo que ya terminaste, las ofertas son siempre menores y los comentarios de los potenciales vendedores parecen gritar “Te estamos haciendo un favor al quitarte ese bodrio, toma un par de monedas y no hablemos más del tema”.

De nuevo pregunto, ¿qué nos queda? En cierta forma anclarnos en el pasado, o más bien en un sistema que está en respiración artificial hace mucho. Al arrendar, por cerca de 4 mil pesos, puedes sacar un juego por 5 días y en el estado que la industria de software está actualmente, es tiempo suficiente para “darnos vuelta un juego” por lo menos en el modo historia o en su sistema principal.

Sí, los juegos son más cortos y fáciles, aunque eso es para otra columna.

Los clubes de amigos o amigas. Aprovechen las redes sociales, los foros de internet, lo que sea. Pero se darán cuenta que con su biblioteca habitual de títulos tendrán acceso a varios más. Una práctica muy bonita que genera amistades (si las cosas se devuelven en buen estado o bien se devuelven) y que desaparecerá en poco tiempo, ya que los códigos online y la descarga digital te amarrará con un titulo descargable para siempre.

Finalmente, paciencia. Ya lo comentaba. Salvo algunos títulos que son más “sensibles al tiempo”, como algunos con un componente online en donde vale la pena que empieces a jugar ya o quedará detrás, o para que no te spoileen la historia, puedes esperar cerca de 3 o 4 meses y podrás comprar 2 o 3 juegos por el precio de uno.

Ya lo saben los fans de los juego de fútbol u otros de publicación anual. Espero sus billeteras estén más saludables y nos abrumemos por no jugar en su momento ese título tan anunciado, muchas veces, ni para arrendarlo sirve.

Mike Haggar
Participó en el podcast de videojuegos, cine y TV “Procesador”. Preocupado de estos tipos de entretenimiento desde el amateurismo… por ahora.