Dos días después del primer vuelo de la filial de bajo coste Iberia Express, el conflicto social se reactivó este martes en la aerolínea española Iberia, después de que los pilotos decidieran hacer huelga todos los lunes y viernes del 9 de abril al 20 de julio.

Los pilotos han tomado esta decisión “ante la falta de acuerdo en la mediación propuesta por el Gobierno”, explicó su sindicato, el Sepla, en un comunicado.

“El conflicto que enfrenta a los pilotos con la compañía se centra en la creación de la nueva filial IB Express al vulnerar el convenio de los pilotos en varios puntos, entre ellos, que haya segregación de actividad de la matriz”, según este comunicado.

De esta manera, Iberia va a “traspasar 40 aviones de la matriz a la nueva filial, lo que significará la eliminación de 8.000 puestos de trabajo”, según los pilotos.

Iberia Express, filial de bajo coste de la aerolínea española, destinado a cubrir el segmento deficitario de los vueltos de corto y medio recorrido, comenzó a operar el pasado domingo, después de que la dirección llegara a acuerdos con la mayoría del personal, excepto los pilotos, con los que hay un proceso de mediación en curso, por medio de un representante del gobierno.

“Es un proyecto fundamental para el grupo Iberia, un proyecto que va a permitir que las operaciones de corto y medio radio, que no son rentables ahora, pasen a ser rentables, para hacer crecer el grupo”, explicó a la prensa, el viernes pasado, el director general de Iberia, Rafael Sánchez Lozano al presentar Iberia Express.

Ese grupo es International Airline Group (IAG), surgido en enero de 2011 tras la fusión de Iberia con British Airways que, desde hace meses, incitaba a la compañía española a “ser más competitiva”.

Iberia quiere mejorar sus números después que su socio británico registrara en 2011 un resultado operativo de 518 millones de libras (826,4 millones de dólares), frente a unas pérdidas de 98 millones de euros (130,6 millones de dólares) para Iberia.

Su objetivo es que su filial sea rentable ya en su primer año y suponga un ahorro de unos 100 millones de euros a partir de 2015.

Pero la operación no gusta a los sindicatos, que han denunciado los bajos salarios propuestos al personal de la filial y multiplicado en estos últimos meses las jornadas de huelga, que han costado 3 millones de euros de media a Iberia.