El exoplaneta, que es cuatro veces y medio más grande que el nuestro y está a 22 años luz de distancia, alberga todas las condiciones para ser habitado.

Bautizado como GJ 667Cc, el candidato a ser visitado por nuestra especie orbita en 28 días a su estrella, contiene agua y es parte de un sistema “solar” triple. Su “sol” es distinto al nuestro, pues contiene más elementos de carácter gaseoso que sólidos.

El planeta gigante es vecino de dos o tres planetas más, uno de ellos con las mismas características, quienes fueron observados por el Observatorio Europeo Austral (ESO), en el norte de nuestro país, y el W.M. Keck de Hawaii.

El nuevo mundo recibe el 90% de la luz que recibe nuestro orbe. Sin embargo, como la mayor parte de su luz entrante es en infrarrojo, un porcentaje más alto de esta energía es absorbida por el planeta. Teniendo en cuenta estos dos efectos, es posible que el planeta absorba la misma cantidad de energía de su estrella que la Tierra obtiene del Sol.

Este descubrimiento indica, según los científicos, que posiblemente los planetas habitables pueden encontrarse en una mayor variedad de ambientes de lo que se creía anteriormente, por lo que se examinarán otras estrellas enanas en búsqueda de planetas similares.