Fuertes críticas al movimiento estudiantil del año pasado y a las declaraciones del sacerdote Felipe Berríos realizó el rector de la Universidad del Desarrollo (UDD), Federico Valdés, junto con refrendar el derecho de las universidades privadas a formar parte del sistema educacional chileno.

En una entrevista al semanario The Clinic, Valdés defendió los orígenes de la UDD en Concepción, cuando el grupo propietario del plantel formó la sociedad Ainavillo para construir un edificio y posteriormente arrendarlo a la propia universidad, lo que ha sido calificado como una forma de lucrar en forma encubierta con la educación.

Para Valdés, formar una sociedad inmobiliaria junto a sus socios, Cristián Larroulet y Joaquín Lavín, era la única forma de conseguir financiamiento bancario, además de obtener mejores precios por el arriendo de las dependencias, los que rondan las 0,4 UF por metro cuadrado.

“El año pasado arrendamos unas oficinas en calle San Damián (Santiago) por las que pagamos casi un 30% más por metro cuadrado de lo que le pagamos a la inmobiliaria. Si no se lo pagáramos a (nuestra) inmobiliaria, se lo pagaríamos a la inmobiliaria de un tercero”, expresó Valdés.

Precisamente sobre del lucro en la educación, el ingeniero civil industrial señaló que es injusto acusarlas por el sólo hecho de lucrar, argumentando que gracias a ellas se llegó a sectores de menores recursos que antes no tenían posibilidad de acceder a una educación universitaria.

“No tiene nada de malo lucrar, es lo que hacemos todos. Ninguno de ustedes trabaja por amor a la profesión que tiene. Acá se instaló la idea de que el lucro es un pecado mortal. Al final, las universidades acusadas de ser con fines de lucro tienen un porcentaje muy importante de alumnos de menores recursos”, espetó.

Respecto de las manifestaciones estudiantiles de 2011, Valdés indicó que no sólo no se lograron los objetivos de mejorar la educación como se pretendía, sino que se hizo un daño a los más pobres, en desmedro de los alumnos de las universidades tradicionales, a los que calificó como “grupos de interés”.

“Al final se impuso la agenda de los grupos de interés. Eso es fatal sobre todo para los más pobres. Como los pobres son los menos organizados, al final siempre que se imponen estos grupos terminan llevándose la atención, los recursos y los pobres siguen igual”, sentenció.

Finalmente, respecto de las palabras del sacerdote Felipe Berríos, quien en una columna se refirió a los alumnos del plantel como la “cota mil”, por encontrarse alejados de la realidad nacional, Valdés calificó el término como una “caricaturización” de los estudiantes de la UDD.

“Él se puso la camiseta de su universidad, de la Alberto Hurtado, y descalificó a estas otras universidades que claramente han tenido mejores resultados que la de él. Fue una forma de descalificarnos respecto de los demás”, indicó el directivo.

La entrevista completa a Federico Valdés puede leerse en el número 431 del semanario impreso de The Clinic