Ubicados geográficamente en Francia, la hermandad sacerdotal tiene la particularidad de estar compuesta principalmente por los sacerdotes de la Iglesia Católica que desean promover el debate sobre los animales en sus respectivas iglesias .

Por Carolina Ahumada.

El punto de partida es recuperar el lugar otorgado al animal que tenían en los tiempos en que se inició el judaísmo y el cristianismo, especialmente en los textos del Génesis e Isaías. La fraternidad sacerdotal animalista invita a sus miembros a reservar un lugar especialmente para los animales, en sus oraciones. Además, invita a las comunidades religiosas de todo el mundo que se comprometan a orar por lo menos una vez al mes para la creación en general, y especialmente, los animales

Entre sus tareas está proporcionar un kit de prensa, así como documentos que pueden ayudar a cualquier organización de la celebración litúrgica, la misa y la bendición de los animales. También organizan cada dos años en el oeste de Europa un fin de semana de retiro para la reflexión. Entre los participantes se hayan expertos en la temática animal (especialistas en ética, teólogos, historiadores, veterinarios, políticos, etc.).

Además en su sitio web proporcionan una biblioteca especializada en el tema de los animales, haciendo un repaso histórico de éstos y el cristianismo así como una detallada lista de santos animalistas que son muchos más que el archiconocido San Francisco de Asís.

Otra de las particularidades de estos curitas proteccionistas es que recomiendan a sus miembros un ayuno anual el 16 de agosto, el día de San Roque, esto, para solidarizar por el sufrimiento de los animales.

Sus miembro son sacerdotes que no aceptan lo intolerable, saber que los animales sean considerados como mercancías. El hombre no tiene por qué disponer de ellos arbitrariamente, además de hermanas y religiosas que reconocen una dignidad propia de cada animal, una dignidad independiente del hombre y fundamentada en Dios. También entre sus miembros están laicos comprometidos con la Iglesia Católica –pero igualmente laicos que profesan en otras confesiones y religiones y que desean que el hombre moderno cambie su óptica en lo referente a la Creación, y, en particular, en relación con el reino animal.

El fundador de la Orden Sacerdotal Animalista, es el padre Olivier Jelena de la Iglesia de Montreux. Historiador de formación, destaca su Licenciatura en Historia General de la Universidad de Ginebra, además de proseguir otros estudios como licenciatura en alemán y Master en Teología, entre otros títulos. Ordenado sacerdote el 2002 ha sido vicario de Montreux y Villeneuve. Además es miembro activo de Akut Suiza y la Asociación Católica por el respeto de la creación animal.

Papas animalistas y las corridas de toros

Entre los temas históricos que aborda la fraternidad, hay un gran apartado sobre los papas y su relación con las corridas de toros.

Acá dejamos una síntesis del tema expuesto por la fraternidad sacerdotal animalista:

En el siglo XVI, según el deseo del Concilio de Trento, el Papa San Pío V trató de resolver definitivamente la lucha contra los animales, especialmente los toros, que había permanecido en el cristianismo, especialmente en España. En su famosa burbuja De Hola Greg (1567), no duda en utilizar el arma de la excomunión:

“Teniendo en cuenta que estos espectáculos de toros y fieras en el circo continuó en el público o es contrario a la piedad y la caridad cristiana, y quiere abolir los espectáculos sangrientos y vergonzosos dignos de los demonios y no a los hombres (…) a todos y cada uno príncipe cristiano, vestido con algo de dignidad, eclesiásticos y seculares, así (…) Estamos y no lo permita, conforme a esta Constitución siempre válida , bajo pena de excomunión ipso facto incurrido, para que tenga cabida actuaciones (…) de este tipo en el que dan los toros de caza y otros animales salvajes.
También prohibía a los soldados y otros a medida a pie o a caballo, en este tipo de espectáculo, con toros y fieras. Si alguien va a encontrar la muerte, que se le niegue un entierro cristiano. También prohíbe, bajo pena de excomunión, a los clérigos seculares, así como regular (…) para asistir a estos espectáculos (…) Pedimos a todos los príncipes (…) a observar estrictamente todos los términos que figuran más arriba ( …) para que todos nuestros venerables hermanos, arzobispos y obispos, basta con publicar en sus respectivas diócesis, y esta carta para hacer cumplir esos requisitos ..
Si con el pasar de los años los papas no son capaces de imponer su voluntad y si las corridas de toros todavía se practican en países tradicionalmente cristianos (España, Francia, América Latina), los principios de la Iglesia no ha cambiado. El secretario de Estado de Benedicto XV, el cardenal Gasparri, recordó en una carta al presidente de la SPA de Toulon (23 de octubre de 1920): “¿Qué pasa si la barbarie humana (…) todavía se afianza en la batalla toros, no hay duda de que la Iglesia continúa condenandola, como lo ha hecho en el pasado, estos espectáculos sangrientos y vergonzosos. También le digo lo mucho que anima a todas las almas nobles que están trabajando para borrar la vergüenza aprobando mi corazón todas las obras establecidas para este fin y que dirigen sus esfuerzos para desarrollar, en nuestros países civilizados , el sentimiento de compasión por la los animales

Animales y Santos: más allá de San Francisco de Asís

Sin duda esta es la más increíble de las historias de santos y perros: se trata de un perro santo, San Guinefort. Cuenta la historia que un hombre al llegar a casa vio a su hijo muerto y al perro ensangrentado, acto seguido el padre enajenado mató pero a los segundos y con total perpeplejidad encontró una serpiente muerta en la cama del niño: su perro le había salvado la vida a su hijo y él lo había asesinado. El hombre entierra al perro en el bosque y comienzan a circular rumores de curaciones milagrosas gracias a la intervención del animal. Fue tal el furor de esta historia que la sabiduría popular proclamó santo al perro aún cuando la Iglesia Católica no reconoce al santo canino popular. Hoy incluso en Lyon Francia hay una capilla en su honor.

San Roque el patrono de los perros

Un santo muy popular dada la cantidad de milagros que en su nombre los fieles destacan, San Roque era un alma buena que se dedicaba a atender y asistir a los enfermos, a los que producto de peste y otras enfermedades contagiosas, la gente se alejaba. Sin embargo, San Roque se acercaba más y más a ellos en su labor sacerdotal.

Pero hubo un día donde después de atender a a un anciano de contagió de una enfemerdad que lo llenó de heridas y manchas, viéndose así se retiró al bosque con exiguas posibilidades de sobrevivir. Pero un ángel de cuatro patas y cola increíblemente, un perro comenzó día a día a llevarle comida hasta sanarlo. El perro era de una gran casa de la ciudad y el amo al observar la extraña costumbre de llevar todos los días a la misma hora comida, lo siguió hasta el bosque donde se encontró con San Roque a quien acogiera y recuperara de sus heridas, todo gracias al perro.

San Juan Bosco: el perro protector del santo.

San Bosco tuvo muchos enemigos y fue perseguido, pero siempre junto a él para defenderlo de todo peligro, estaba Grifio, un gran perro gris que le salvó la vida innumerables ocasiones.

Así cuenta la historia en el blog caballeros de la virgen , donde una noche de 1852, regresando solo a casa, el santo se dio cuenta que un bandido lo seguía a pocos pasos, dispuesto a agredirlo. Don Bosco se puso a correr, pero algo más adelante encontró al resto de la banda cerrándole el paso en una esquina. Se detuvo de improviso y le clavó el codo en el pecho al primer agresor, que rodó por tierra gritando: “¡Voy a morir! ¡Voy a morir!” El éxito de la maniobra lo salvó de un perseguidor, pero los demás avanzaron amenazantes. En ese momento apareció el providencial sabueso. Saltaba de un lado a otro, dando ladridos tan aterradores y furiosos, que los malhechores debieron pedirle a san Juan Bosco que lo calmara y lo mantuviera junto a sí mientras ellos trataban de huir.

Relato de Don Bosco sobre su perro

Grigio ha sido motivo de muchas conversaciones y variadas hipótesis, muchos de Uds lo vieron y acariciaron cariñosamente. Más allá de las decenas de historias que se cuentan de Grigio yo quiero contarles la pura y santa verdad. A causa de los frecuentes atentados a los que era objeto, me aconsejaron no andar solo y es ahí donde aparece milagrosamente este perro que se acercó a mí una noche solitaria donde yo andaba con temor, inmediatamente entablamos amistad. Fueron muchas las veces que mi fiel Grigio me acompañó y salvó del malhechores”.

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