Una madre estadounidense de 18 años dio muerte a un hombre en Oklahoma, tras llamar a un número de emergencia y preguntar si podía disparar al desconocido que amenazaba con entrar a su casa. Esto, ante la posibilidad de que el sujeto la hiriera a ella y a su hijo de apenas tres meses.

Según lo comentado por The Telegraph, la adolescente Sarah McKinley mató a Justin Martin tras tener una crucial conversación con una operadora del conocido número ’911′, que atiende diversas emergencias en EEUU, en la que preguntó con voz suave: “Tengo dos pistolas en mi mano. ¿Está bien si le disparo a un hombre si atraviesa mi puerta?”.

Del otro lado, la persona le respondió que tenía que hacer lo que fuera necesario para cuidarse y proteger a su bebé, pero que no le podían decir qué hacer. Tras ello, a través del teléfono se escuchó un disparo.

Luego del hecho, la policía llegó hasta el hogar de McKinley y encontró el cuerpo de Martin tendido en el sofá de la mujer, sosteniendo un cuchillo en su mano.

Tras analizar los hechos los efectivos policiales determinaron que Sarah, cuyo marido murió de cáncer en Navidad, había actuado en defensa personal.

“Nuestra revisión inicial del caso no indica que ella haya violado la Ley de ninguna forma (…) Él debió haber pensado en ello antes de entrar en la casa de alguien”, señaló el juez que estudia el suceso, James Walters.

En tanto un sospechoso de haber participado como cómplice en el hecho, Dustin Stewart (29), quien se rindió ante la policía, apareció en la corte el pasado jueves.

Al respecto, y de acuerdo a las últimas informaciones del FBI, se informó que las armas de fuego fueron utilizadas en 215 casos de “homicidio justificado” en 2009, a lo largo de Estados Unidos.