La Cámara de Diputados italiana aprobó este miércoles mediante un voto de confianza el plan de austeridad de 54.200 millones de euros con el fin de lograr el equilibrio fiscal en 2013 y aliviar el acoso que sufre Italia desde hace semanas por parte de los mercados.

El plan fue aprobado por los diputados con 316 votos a favor y 302 en contra y había sido adoptado ya el miércoles pasado por el Senado.

En la tarde de este miércoles se espera la votación definitiva en la Cámara de Diputados, pero será una formalidad tras el visto bueno pronunciado en la moción de confianza.

El plan de ajuste, que suscita el rechazo de buena parte de la población, aprieta el cinturón sobre todo a la clase media.

Las medidas fueron anunciadas a inicios de agosto por el gobierno de Silvio Berlusconi, después de que el primer plan adoptado en julio fuera considerado insuficiente por los mercados.

Las numerosas modificaciones que sufrió durante su paso por el Parlamento, con el fin de tranquilizar a algunos sectores de la mayoría parlamentaria, alimenta las preocupaciones de los inversionistas, que lo consideran poco creíble.

Entre las medidas adoptadas figura una subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y un gravamen a los grandes patrimonios, menor de todos modos del que se proponía inicialmente. Además las mujeres se jubilarán a los 65 años en el sector privado y la medida se aplicará en 2014 en vez de en 2016.

El plan fue reforzado y pasó de 45.500 millones de euros a 54.200 millones. Entre los recortes votados figura la reducción de los gastos de los ministerios y de los municipios así como el incremento de la lucha contra la evasión fiscal, uno de los grandes males de Italia.

Con las medidas de austeridad, Italia, tercera economía de la Eurozona, intenta calmar el ataque de los mercados, nerviosos por su enorme deuda pública de alrededor de 1,9 billones de euros (2,7 billones de dólares), cercana al 120% de su PIB, y un crecimiento económico casi nulo.

El impuesto a los más ricos, que había sido abandonado recientemente, fue reintroducido pero será de menor importancia que el anterior, por presiones de Berlusconi, la tercer fortuna de Italia.

Fijado al 3%, el nuevo impuesto sólo se aplicará a aquellos hogares con ingresos superiores a los 300.000 euros anuales (423.000 dólares), cuando en un primer momento afectaba a todos los ingresos superiores a los 90.000 euros (127.000 dólares).

Las medidas fueron adoptadas después de que el lunes y el martes se registrara un fuerte aumento de las tasas de interés en la colocación de bonos italianos, una nueva señal de la desconfianza de los mercados.

Italia tuvo además que desmentir que haya solicitado a China la compra de su deuda, como escribió el diario económico Financial Times.

Criticado por los sindicatos, el plan es rechazado también por los industriales.

“El plan no resuelve los problemas de Italia. Si no hay crecimiento, será insuficiente”, advirtió Emma Marcegaglia, líder de la confederación de industriales.

Tanto el gobierno como los parlamentarios estudian nuevas medidas.

Massimo Corsaro, vicepresidente de los diputados del Partido de la Libertad, el partido de Berlusconi, propone un plan por 400.000 millones de euros, basado en privatizaciones, impuestos al patrimopnio y reforma del sistema de pensiones con el objetivo de reducir la deuda pública al 90% del PIB.

Frente al “temor de terminar como Grecia”, el mayor partido de oposición, el Partido Democrático (PD), pide la formación de un “nuevo gobierno” que garantice mayor credibilidad al país.

Un pedido rechazado por la mayoría gubernamental que acusa a la izquierda de “ofrecer municiones a los especuladores”, según Fabrizio Cicchitto, líder de los diputados del PDL.