El debilitamiento de la red Al Qaida producto de los bombardeos y las operaciones encubiertas podría conducir a la Casa Blanca a ordenar la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán antes de lo previsto, informó el sábado el New York Times.

Citando a funcionarios de alto nivel, el diario señaló que 20 de los 30 principales dirigentes de la organización islámica en la región habían sido abatidos en el último año.

Los servicios de inteligencia estadounidenses estarían además convencidos, según el diario, del debilitamiento de Al Qaida, como sugiere el material hallado en la fortaleza que tenía en Pakistán el líder Osama Bin Laden, muerto el 2 de mayo en una operación de unidades de elite de Estados Unidos.

El informe reseña las conversaciones mantenidas en estos días entre representantes de Estados Unidos y de los talibanes, las primeras en casi diez años de guerra en Afganistán.

El presidente afgano, Hamid Karzai, confirmó el sábado la existencia de esos contactos, que ponen de relieve el creciente interés en encontrar una salida política al conflicto antes de la partida de las tropas extranjeras del país, prevista para 2014.

“Las conversaciones con los talibanes han comenzado (…), las conversaciones van bien”, dijo Karzai en conferencia de prensa.

En diciembre de 2009 el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ordenó el envío de unos 33.000 soldados para reforzar las tropas estacionadas en Afganistán, llevándolas progresivamente a un total de 100.000 efectivos, con el objetivo de frenar el avance de entonces de los talibanes.

Obama prometió en esa ocasión que los militares estadounidenses comenzarían su retirada del país asiático en julio de 2011.

Sin embargo, el ejército reclama al presidente que continúe reforzando la presencia bélica hasta el otoño boreal de 2012, según informó el viernes en Nueva York el Wall Street Journal.

Obama enfrenta paralelamente una fuerte presión para ordenar el regreso a Estados Unidos de un número significativo de militares, tras la muerte de Bin Laden, debido al número creciente de bajas registradas por las tropas norteamericanas en Afganistán y los serios problemas económicos del país.